En las últimas semanas, ha crecido la tensión entre el PNV y el PSE. El epicentro del seísmo es la transferencia del puerto de Pasaia ... pero desde el verano han aflorado otras diferencias sobre la política de inmigración, el euskera y la función pública o la seguridad. En principio no parece que la sangre llegue al río y, más allá de la escenificación pública de los desencuentros, PNV y PSE tendrán que acostumbrarse a gestionar sus discrepancias.
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¿Estamos en un fin de ciclo en las relaciones entre el PNV y el PSE? Para ciertos observadores, esta alianza tiene ya los días contados. Es muy prematuro sacar esta conclusión. La fórmula podrá estar desgastada pero no tiene una alternativa real. La entente de izquierdas –sustentada ante un eventual acercamiento entre el PSE y EH Bildu– aún no ha cuajado como operación viable, aunque en el largo plazo todo es factible. Sobre todo en la pizarra, y con el cambio generacional como gran telón de fondo.
Pero la aproximación es más aparente que real. Ya no solo le falta a EH Bildu la condena real de lo que fue ETA, verdadera asignatura ética pendiente. También hay que explorar puentes en relación al modelo de país, a las infraestructuras, el modelo educativo y a los perfiles lingüísticos en la función pública. Y les faltan en sus respectivos electorados construir una mayor conexión emocional. En términos generales PNV y PSE, partidos troncales de la autonomía estatutaria vasca, siguen siendo estructurales.
Al PSE y a EH Bildu les une un terreno de izquierda pero les separa aún el modelo de país
Se dice que Navarra es una excepción. Y es cierto. El PSN gobierna la Comunidad foral de Navarra en coalición gracias al apoyo externo de la izquierda independentista vasca. Y, al revés, EH Bildu tiene la Alcaldía de Pamplona gracias al PSN. El hecho diferencial es que la oposición de UPN, PP y Vox tiene una disputa existencial con el socialismo navarro, que ha optado por una política de alianzas y entendimientos con los nacionalistas que le permiten ejercer el poder.
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En el fondo está Madrid. Es decir, mientras el PNV siga siendo un socio de Sánchez, los socialistas no pondrán en cuestión sus acuerdos con los jeltzales. Hay un interés mutuo que ejerce de pegamento recíproco. Si una pieza cae, la otra no podrá aguantar mucho tiempo en pie. Ambas se necesitan como fichas que se complementan. Otra cuestión es que el PNV se sienta cada vez más incómodo con el PSOE y Sumar en una alianza cuyo sesgo de izquierda no gusta especialmente en el electorado jeltzale.
La misma portavoz del Grupo del PNV en el Congreso, Maribel Vaquero, ha subido algo los decibelios frente a Sánchez al constatar no solo que el actual Gobierno de coalición está 'camino de la UCI', sino al constatar que está ya en una situación de agonía. Nadie sabe si la legislatura aguantará. Los peneuvistas liderados por Aitor Esteban tienen todos los escenarios abiertos convencidos de que Sánchez está ya en plena precampaña electoral.
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Los socialistas quieren que se visualice que no son los 'mayordomos' en la entente con el PNV
¿Apoyará el PNV un cambio en el sistema de alianzas? Ha dicho por activa y por pasiva que mientras esté Vox en la ecuación, los jeltzales no van a entrar en ninguna operación de recambio. Otra cuestión es si el PP necesita solo los votos del PNV y Junts en un futuro escenario para que Feijóo sea presidente. Esta hipótesis –no depender de Vox– se antoja realmente difícil teniendo en cuenta la fuerza que tienen en este momento en las encuestas las opciones de la ultraderecha.
El PNV tendrá que medir un realineamiento de su política de alianzas porque acarrearía también consecuencias colaterales. Una ruptura con Sánchez desestabilizaría su relación en Euskadi con el PSE, ya de por si frágil. Una cosa es la coalición y otra que los socialistas han llegado a la conclusión de que necesitan reforzar su perfil y que se visualice más su presencia en el Ejecutivo y marcar una mayor impronta ideológica. «Somos socios, no somos los mayordomos del PNV», concluye un dirigente del socialismo vasco, que explica de esta forma tan gráfica que en su momento Eneko Andueza tomase la decisión de quedarse fuera del Gobierno Vasco.
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