La magia de las piedras que miran al mar
La línea de montaña entre Urnieta y la muga de Navarra guarda numerosos monumentos megalíticos rodeados de misterio y mucha energía
Las magníficas vistas al mar que ofrece Onddi hacen que regresemos de vez en cuando a pisarla. Situada a los pies de su hermana mayor, ... Adarra, no disfruta de tanta fama como ella, pero cuenta con grandes encantos que merecen la pena conocer en familia, realizando una salida mañanera tranquila en la que los más afortunados podrán sentir la magia de este precioso lugar. Sí, la magia, el misterio o la energía positiva que inunda el lugar y que hace ya miles de años, sus antiguos pobladores lograron percibir, ya que elegieron muchos de sus rincones para dar su último adiós a sus seres queridos y que disfrutaran del eterno descanso en un lugar único.
La conexión con aquellos seres que vivieron y murieron en torno al Adarra y todas las cimas que la rodearon llega hasta nuestros días gracias a los numerosos monumentos megalíticos que existen desde el Onddi hasta Mandoegi. Se tratan de 70 ejemplares que están distribuidos en 14 conjuntos en la zona guipuzcoana. En concreto son los dólmenes de Aballarri, Altxista, Otsolepo y Pozontarriko Lepoa. Así como los cromlechs de Altxista, Arleorko Zabala, Elurzulo, Eteneta I y II, Etzela, Etzela O. Etzelako Arritxuriak, Ezioko Soroa, Ezioko Tontorra, Muliskogaina, Tximistako Egia y Unamene, Amunola, Tximista y Deskarga, y el menhir de Usobelartza y la cista de Onddi conforman la estación Megalítica de Onddi-Mandoegi.
Por mencionar algunos detalles en torno a las joyas prehistóricas que existen en la zona, cabe destacar que el dolmen de Muliskogaina fue descubierto en 1956 y excavado desde 1983 a 1985 por Xabier Peñalver. Esta compuesto por cuatro cromlech, un menhir y una cista dobl). El dolmen del collado de Pozontarri es otro de los tesoros de la zona. Éste dolmen, ubicado en terrenos de Urnieta, es un claro ejemplo de enterramiento colectivo levantado por los humanos de la Edad de bronce o de cobre. Su ubicación en la ladera del monte Onddi y a la vista de las escarpadas rocas del Aballarri, convierten este collado de Pozontarri en un bello lugar.
También existen otros elementos destacables en la línea de Onddi hasta la muga con Navarra. Se trata de las rocas de Argurutze. Al misterio que rodea a los enterramientos prehistóricos, se suman las cuatro rocas en las que están grabadas cruces de formas diferentes. Existens diferentes hipótesis en torno a ellas, pero los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre su origen y función y hasta la fecha ha sido imposible desvelar el verdadero misterio que nos pudieran ocultar.
Siguiendo con los encantos que guardan Adarra y sus demás montículos, cabe destacar el mojón de Muniskue. Son conocidas como 'artamugarriak'. Según los expertos son unos mojones de piedra, muy utilizados en el valle del Urumea, y que indicaban concretamente el centro del sel o recinto. El origen de estos seles es todavía incierto. Sin embargo se piensa que antigüamente delimitaban un recinto «libre» dentro de un entorno de explotación del bosque. Este mojón, en concreto, el Muniskue, se conserva en muy buen estado y está al borde del camino y señalizado.
De paseo al Onddi
La excusa de acercarse al Onddi es una manera de conocer el conjunto de monumentos megalíticos. Un paseo fácil y sencillo que podemos comenzar en Besabi (300 m.). Para ello debemos coger una pista de piedra que hay al principio del aparcamiento del bar, junto a un panel informativo sobre la estación megalítica.
El cortafuegos del monte Onddi se divisa durante gran parte del camino y nos situa nuestro objetivo. La pista pasa junto a unas ruinas, donde, a su lado, vemos una casa. Más adelante atravesamos un paso canadiense. Siguiendo nuestro camino nos encontramos con un cruce de pistas precedido por un segundo paso canadiense en el collado de Zuloeta. En ese punto dejamos nuestro camino y tomamos la opción del sendero de la izquierda, sin atravesar el paso (NE). Rodeamos una pequeña loma. Tenemos a nuestra derecha la valla de espino y tras ella una pista paralela a nuestra senda. Llegamos así al collado de Ponzotarri (385 m). Desde allí continuamos la subida por el ancho cortafuegos, que se presenta en una pendiente algo pronunciada que una vez superada nos lleva hasta la cima del monte Onddi (540 m). Esta montaña cuenta con dos cimas. La primera tiene dos buzones y un plato de orientación, y la segunda un vértice geodésico.
Si tomamos un sendero que desciende hacia el SE entre las dos cimas (pasando la valla de espino hacia el lado de la segunda cumbre) llegamos al cementerio prehistórico de Muniskue. Al regreso podemos continuar por el camino que queda a la derecha del sendero que nos a traído a Muniskue. Nos conduce al collado de Ponzotarri. Proseguimos por la pista, paralelos al sendero de ida, pero al otro lado de la valla. Rápidamente llegamos a la subida, que nos lleva hasta el punto de partida.
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