El vecino de al lado

En estos tiempos en los que sabemos qué cenó anoche Kim Kardashian pero no conocemos –y lo que es peor aún, tampoco nos interesa– quién es nuestro vecino de al lado, el periodismo local debe reivindicarse como antídoto a esa desafección que empieza a impregnar el compromiso con la realidad. Quizá sea demasiado romántico desear recuperar los días de «pan y periódico», esa expresión que los milennials entenderán tan poco como si les dan un disquete, pero también hay que preguntarse qué parte de ese cansancio informativo responde a una fatiga humanamente comprensible y cuál obedece al grado de desinterés por conocer el mundo. En ese debate, los medios locales jugamos con la baza de la cercanía. Es la hora de las historias que lleven de la mano al lector y le acompañen en este complejo viaje que es la vida.