Una ola de sentimentalismo barre el raciocinio y está afectando no solo a los dirigentes y a sus partidos sino también a parte del pueblo ... llano. Leo en esta sección que los presidentes de EE UU y de la Comunidad de Madrid son «absolutistas», lo que demuestra ese desprecio a la importancia de las palabras, tan extendido, que lleva a usar con temeridad términos como 'nazi', 'genocidio' o 'terrorismo'. La culpa de esta deriva hacia la distorsión de las palabras para evitar enfrentar la complicada realidad nace de prejuicios ideológicos que se enmascaran en un buenismo reconfortante. Porque difícil será analizar y afrontar la realidad si unos son los buenos y otros son los malos. Una 'bondad' que no tiene problema en tildar de 'mala' a la mitad de sus vecinos. Se autocanoniza y desprecia al que no comulga con su credo. Ojalá Israel y el pueblo palestino encuentren la paz. Y ojalá el dividido pueblo español pueda reconocer y tomar el camino a la democracia. Esa que se edifica sobre el pluralismo político, sin imposiciones.
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