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De temeroso a temerario

Domingo, 12 de enero 2020, 08:23

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Cuando en 2016 Mariano Rajoy renovó la presidencia, el mayor riesgo para el país era su propia personalidad en el momento en que la crisis ... catalana estaba en ebullición. Tenerlo al frente del Gobierno suponía renunciar a encarar una solución del problema y dejar que el curso de los acontecimientos y la capacidad del Estado para protegerse fueran las garantías de continuidad. Así ocurrió. Le sustituyó su inversa, ahora de manera definitiva. Pedro Sánchez tiene ante sí unos problemas enormes y unos apoyos esquivos para enfrentarlos. El asunto catalán no alcanza ningún punto de inflexión, con un secesionismo contrario a volver a otra pantalla que no sea la de la independencia echada a votos. El sistema político español de 1978 presenta grietas que obligan a cambios en profundidad, pero la tensión entre izquierdas y derechas no presagia que se pueda llegar a las mayorías transversales que necesita cualquier reforma constitucional. Decisiones de calado para dar una salida social a la Gran Depresión de 2008 -un asunto pendiente, cada vez más letal- y para incorporar al país a los retos de un mundo en transformación, otro tema donde la distancia se ha agrandado extraordinariamente y parece imposible llegar a algún intermedio práctico. Por no mentar las directrices europeas, limitadoras de cualquier solución atenta a lo social y no ortodoxa.

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