De la ley a la ley
Susana del Río
Experta en Unión Europea
Lunes, 8 de diciembre 2025, 01:00
En estas semanas de recuerdo del comienzo de la Transición española hacia la democracia y, por tanto, de apertura hacia nuestra adhesión a la Unión ... Europea es importante recuperar el significado de una etapa histórica esencial, democratizadora. Si, además, nos encontramos en un tiempo político de deriva, se hace aún más relevante detenernos en lo importante, en las personas y hechos que han hecho posible que hoy España sea miembro de la UE.
En el tiempo del final del franquismo al comienzo de la Transición, Torcuato Fernández-Miranda pronunció una frase que ha quedado grabada en la Historia: «De la ley a la ley». Estas palabras crearon un cauce para pasar de una dictadura a una democracia. Este hecho tan trascendental, permitió que España pudiese iniciar su proceso de adhesión en 1977 culminando la firma el 12 de junio de 1985 en el Salón de Columnas del Palacio Real y su entrada el 1 de enero de 1986 junto a Portugal. Mirando hacia atrás también lo hacemos hacia delante. Me gusta hablar de oportunidades ganadas y de enseñanzas permanentes. La frase de Fernández-Miranda estará siempre vigente. Su idea, imprime capacidad política. En este tiempo de mentiras, corrupción y de posverdad escondiendo la mentira, es fundamental contemplar la ley como vía, como proceso y procedimiento. Cumplir la ley y que ella sea el sendero que permita una política coherente, ética, digna. Una política en la que los políticos se sienten en sus escaños mostrando una democracia representativa verdadera.
Nuestra monarquía parlamentaria inicia sus pasos tras la dictadura con el Rey Juan Carlos, con Adolfo Suárez, con la legalización de todos los partidos, con un consenso para dar a España la democracia como llave para entrar en el modelo de valores, de instituciones, libertades, de método de toma de decisión, de una Comunidad Económica Europea que dio el gran paso de vertebrarse como Unión Europea en 1993 con la impronta política, democrática y de derecho que conlleva.
La monarquía constituye un resorte esencial como referente para los ciudadanos. En este tiempo tan convulso, el Rey Felipe VI y la Reina Letizia se alzan como ejemplo. Una imagen ha quedado intacta en mi memoria: los Reyes en Paiporta. Dos jóvenes se abrazan al Rey y él los protege como el tronco vivo de un árbol. Como muchos ciudadanos españoles, me siento representada por mis Reyes y por la Princesa Leonor, a la que en mi libro 'Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea' ensamblo con la palabra Futuro.
Los políticos de todos los partidos deben volver urgentemente a hacer política enfocada a la UE, a la soberanía europea y a nuestro continente, Europa, en este despertar geopolítico; porque, como decía José Ortega y Gasset, regeneración política y europeización son inseparables.
Se deben volver a alinear las instituciones. La monarquía no puede seguir caminando en soledad sin un Parlamento que muestre la lealtad, la representatividad y el honor de España.
España no puede seguir estando gobernada por una sombra invadiendo los escaños. Dar luz a la Transición significa volver a entender por qué somos españoles y europeos. Mientras en la política nacional las trampas ocupan titulares y sesiones en el Congreso de los Diputados, las instituciones europeas continúan trabajando y buscando consensos.
Nuestro Ejecutivo europeo ha presentado las previsiones económicas de la UE que continúa buscando ser más competitiva; un Schengen militar para fortalecer la Defensa y Seguridad atendiendo también a la industria de defensa; se está debatiendo sobre la simplificación de la normativa digital con el necesario equilibrio para que la UE no pierda un ápice de su poder regulatorio y la voluntad de no encorsetar al tejido empresarial, a la banca, a la industria. La UE también ha bloqueado el gas ruso para 2027 y sigue trabajando en un acuerdo de paz para Ucrania. Todo, conjugando las nuevas leyes europeas con los valores y el Estado de derecho. En estas fechas centradas en el Día de la Constitución, la frase «de la ley a la ley» cobra aún más sentido otorgando un poder clave a su capacidad dinámica de marcar proceso. La ley como vía entre la democracia representativa española y la democracia supranacional europea. La ley como cauce permanente entre nuestra Constitución y el modelo constitucional europeo.
España tiene mucho que aportar a la UE pero necesita políticos ejemplares como los que tuvimos en la Transición. Hoy, unos se aferran a sus escaños en el Gobierno; otros quieren gobernar. ¿Qué quieren los ciudadanos? Elegir a unos o a otros. O, mejor, poder elegir a nuevos políticos. España y los españoles se merecen verdad y regeneración. Una política de respeto. Porque España está viva.
Hace tiempo comenté en esta sección el proceso de banalización de la salud mental. Pues ahí seguimos. Mi hija padece una enfermedad mental grave desde hace diez años. Hasta junio la trató un magnífico profesional, que ha querido seguir siendo su psiquiatra por tiempo indefinido. Los gestores no le han dejado, pues la trataban en salud mental infanto-juvenil y debía pasar a adultos. En agosto todavía no se le había asignado psiquiatra. A una paciente que debe ser revisada cada mes, que toma 13 pastillas al día para poder llevar una vida 'normal', que debe tener analíticas regulares para no sufrir una intoxicación por variaciones de elementos químicos en su sangre. En septiembre le asignan un nuevo médico y le dan cita para la penúltima semana de noviembre. Casi tres meses después de su última consulta. Pero, y ahora ya viene el momento 'juego de la oca', un día antes de la consulta nos llaman para decirnos que el psiquiatra se ha jubilado (¿asignan en septiembre un psiquiatra cuya jubilación era inminente?) y que ya la llamarán para darle cita con otro. ¿Cuándo? ¿Cuando hayamos tenido que ir a urgencias porque se ha desajustado su medicación y tenga un brote? A los enfermos mentales el Departamento de Salud los abandona a su suerte. Si tienes dinero para sanidad privada, bien, ¿y si no? Cuidemos de nuestra salud mental.
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