Suerte al Gobierno Lecornu 2
Aplazar la reforma de las pensiones costará 2.400 millones en dos años y el primer ministro francés avisa de que exigirá «medidas de ahorro»
Rosario Morejón Sabio
Doctora en Psicología y analista de relaciones internacionales
Sábado, 18 de octubre 2025, 02:00
Reunido su Gabinete, tras un primer equipo fallido, Sébastien Lecornu, renombrado primer ministro, anunció al nuevo Ejecutivo: «Somos un Gobierno de misión, con un fin ... preciso: dotar a Francia de un Presupuesto antes de fin de año». El exministro de Defensa lidia el calendario más apretado jamás conocido por el Elíseo y Matignon. Domingo 12 por la noche: Lecornu comunicó su plantilla para poder validar el proyecto de ley de finanzas durante el primer Consejo de Ministros del martes 14, inmediatamente antes de transmitirlo a la Asamblea y al Senado. Por la tarde, realizada su declaración de política general con dos concesiones claves al Partido Socialista, el macronista respiró aliviado ante el anuncio de no censura del grupo de la rosa. En los mercados financieros, los que especulaban con otro drama se fueron calmando.
En este periodo de sacudidas políticas, diputados y senadores se agarran a las más pequeñas certidumbres para estabilizar el país. Los 69 escaños del Partido Socialista se anunciaban cruciales para escapar el jueves a las mociones de censura de La Francia Insumisa (LFI) y de Reagrupación Nacional (RN). Las caras largas revelaban el revés encajado por el campo presidencial. Macronistas doloridos escucharon a Lecornu suspender la reforma de las jubilaciones «hasta la elección presidencial de 2027».
El éxito socialista incluye dos demandas precisas «sin jugarretas»: congelar el retraso progresivo de la edad mínima de jubilación, volviendo a los 62 años y 9 meses, y detener el aumento del tiempo de cotización en 170 trimestres. Estas concesiones, unidas al abandono del artículo 49.3 que permite gobernar por decreto, comprometieron al grupo de Olivier Faure para no depositar su propia moción y no votar la censura del bloque de izquierda radical. ¿Muleta del final del macronismo? Orgullosos de limitar la exasperación, las huestes socialistas saben que el verdadero rompecabezas empieza ahora.
Diputados y senadores se agarran a las más pequeñas certidumbres para estabilizar el país
Apalabrados los socialistas, el miércoles tocó poner ojitos a los senadores de la derecha para evitar otro chasco en el examen del Presupuesto. El antiguo senador de Eure debía recuperar la confianza de la mayoría senatorial, del centro a Los Republicanos más integristas. Su obligada segunda declaración de política general se adaptó al auditorio: inmigración, descentralización... temas que ocupan las elecciones al Senado de septiembre de 2026.
Abucheado al mencionar la suspensión de la reforma de las jubilaciones, cual camaleón, Lecornu agradeció a la Cámara alta la estabilidad otorgada a los gobiernos de sus predecesores Barnier y Bayrou, con la esperanza de disponer de la misma confianza. «Si se vuelca usted exclusivamente con los socialistas, no olvide que otras fuerzas políticas le sostienen y no sin condiciones», alertaron los altos representantes al primer ministro.
Francia parece encontrar un equipo gubernamental que se aleja de la conflictividad deseada por la extrema derecha de RN y la extrema izquierda de LFI más los ecologistas de Marine Tondelier. El jueves, a las 9 de la mañana, más solo que la una en su bancada, el 'monje-soldado' esperó a sus censores. La tensión se mascó hasta última hora por las disidencias de socialistas reticentes a la consigna de grupo, al igual que las de conservadores partidarios del exministro del interior Bruno Retailleau, dispuestos a la caída de otro Gobierno.
Retailleau, jefe de Los Republicanos, reventó el primer Ejecutivo de Lecornu a las cuatro horas de su anuncio. La presencia de un rival presidenciable como Bruno Lemaire disparó sus intereses personales, olvidando sus responsabilidades ante los franceses. Caído él, dividido su partido Los Republicanos, la intriga de las deserciones de sus seguidores hizo temer que el respaldo socialista no serviría. Finalmente, las dos mociones de censura rechazadas –por escasos 18 votos la de LFI–, los censores de tierra quemada siguen a la carga. Todo se vuelve disolver el Parlamento y acabar exigiendo la dimisión del presidente.
El 'logro' socialista costará 400 millones en 2026 y 1.800 millones en 2027, según Lecornu. Remangarse es lo menos que cabe esperar de los diputados del PS y cuantos se consideren constructivos para encontrar recursos de compensación. Desde noviembre, los responsables políticos deberán aclarar cómo se va a financiar el sistema de reparto de las jubilaciones. Una vez se fije el Presupuesto de la Seguridad Social para 2026, la paralización de la reforma de las jubilaciones será operativa. Pero su coste, previno el inquilino de Matignon, no llevará a aumentar el déficit, «deberá regularse con medidas de ahorro». El proyecto presupuestario se abre al debate, capítulo a capítulo, en un Parlamento polarizado. Las medidas de «justicia fiscal» enunciadas por Lecornu prometen largas sesiones de polémica.
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