La reciente inversión de 10,5 millones de euros anunciada por los gobiernos de España y Euskadi para que la inteligencia artificial aprenda euskera es ... una medida positiva. Sin embargo, limitar la acción institucional a la esfera digital es insuficiente. En demasiados entornos urbanos del País Vasco, el euskera sigue siendo residual: comercios que no garantizan atención bilingüe, servicios públicos con prácticas irregulares y espacios juveniles donde retrocede, evidencian la brecha entre el discurso oficial y la realidad. La defensa del euskera no puede depender solo de infraestructuras tecnológicas ni de titulares llamativos; requiere políticas públicas exigentes, evaluables y sostenidas que aseguren oportunidades reales de uso cotidiano. Sin ese compromiso, corremos el riesgo de proteger la lengua en los algoritmos mientras se debilita en la calle, donde realmente debe preservarse.
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