¿Qué clase de sociedad somos si consentimos que los casos de bullying crezcan al igual que los suicidios y el aislamiento de quienes que ... lo padecen diariamente? Cuando las personas que lo llevan a cabo, los agresores, comprueban que en su entorno, que en sus colegios o institutos, no se toman medidas por parte de las instituciones, ni tampoco en sus casas, salen a la calle y destrozan la vida de sus víctimas y sus familias, que ven cómo sus hijos o sus nietos... van apagándose. De poco sirve salir a la calle y manifestarse cuando un menor o adolescente se ha suicidado por no poder continuar con tanto sufrimiento. Hay que tomar medidas ya para frenar la impunidad con la que actúan estos agresores. Todos podemos hacer algo. Y es que cuando detectamos un caso de acoso en los centros educativos, en el deporte escolar o juvenil, en las redes sociales... en definitiva, en cualquier ámbito de la vida, hay que hacerlo público para que los y las que lo practican dejen de sentirse intocables; saben del miedo de sus víctimas a contarlo, por lo que son doblemente víctimas, ya que de hacerlo padecerán represalias por parte de sus acosadores. Paremos entre todos el bullying. No al silencio cómplice.
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