MAIKA SALGUERO

Euskara zugan, nigan, gugan: el impulso que nace del deseo

Nos toca hacer crecer la lengua, desde la confianza de que nos conecta, identifica y nos sitúa en el mundo como un país moderno, plural y seguro de sí mismo

Ibone Bengoetxea

Vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística

Sábado, 29 de noviembre 2025, 01:00

El 3 de diciembre celebramos el Día Internacional del Euskera. Y este año me gustaría recordar que esta lengua no ha llegado hasta aquí por ... azar ni por inercia. Ha llegado gracias a la decisión constante, casi testaruda, de miles de personas que, generación tras generación, se negaron a permitir que desapareciera algo que sentían profundamente suyo. Y hoy asumo esa herencia como un legado y, también, como un mandato político.

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El euskera ha caminado mucho. Muchísimo. Quizá más que cualquier otra lengua del continente. Ha atravesado épocas duras, ha soportado prohibiciones y silencios; y aun así ha encontrado la manera de renacer. Siempre sorprendente, siempre más fuerte de lo que aparentaba. Lo hizo porque hubo quien lo transmitió cuando era difícil, quien lo enseñó cuando era improbable y quien lo aprendió cuando no era lo habitual.

Quien imagina el euskera únicamente como un legado antiguo, como pieza de museo o como una reliquia delicada, se equivoca. Es un idioma vivo, en expansión, una oportunidad de futuro en un mundo donde las conexiones se multiplican a la vez que se debilitan los vínculos comunitarios. Y ahí está la clave: una lengua no vive en los diccionarios, vive en la gente. En las plazas, en casa, en los trabajos, en los grupos de WhatsApp, en las tiendas...

Ese es precisamente el espíritu del manifiesto para celebrar el Día Internacional del Euskera que hemos elaborado conjuntamente entre el Gobierno vasco, las diputaciones forales, Eudel y UEMA. A todas estas instituciones quiero trasladarles un agradecimiento sincero. Porque acordar un texto común no es un gesto menor: demuestra una visión compartida y expresa una posición política nítida: el euskera es un bien común.

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He decidido escribir este artículo en castellano de forma deliberada. Quería llegar sobre todo a quienes todavía no habláis euskera, pero sentís curiosidad, respeto o simplemente la intuición de que hay algo valioso en él. Porque el futuro del euskera también se escribe con quienes aún estáis empezando a mirar hacia él.

Si bien las políticas públicas son imprescindibles, el reto que tiene el euskera no lo podemos resolver únicamente desde ellas. Es necesario también que creemos nuevas condiciones junto a la sociedad organizada y los agentes sociales que trabajan en favor del euskera para que se den avances más sólidos y rápidos. Este avance no surge de la nada; ocurre cuando acompañamos a quienes están empezando; cuando aseguramos que las nuevas generaciones reciban el euskera con orgullo y no como una obligación; y también cuando abrimos puertas a quienes no lo conocen todavía, ofreciéndoles un camino amable y atractivo hacia una parte esencial de nuestra identidad.

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Todo esto lo hemos querido condensar en este lema: Euskara zugan, nigan, gugan. En ti, en mí, en nosotras. El impulso nace en quien decide saludar en euskera, en quien lo utiliza en una reunión, en quien anima a su hija a aprenderlo, en quien prueba, duda, se equivoca y vuelve a intentarlo. Nace también cuando se reconoce el esfuerzo de quien aún no lo domina y le acompaña con paciencia, empatía y humor. Y nace en las instituciones, que trabajamos juntas para que el euskera crezca y se fortalezca. No nace en abstracto, nace del deseo de muchas personas.

No quiero obviar que, como ha ocurrido a lo largo de su historia, el euskera, también hoy, vuelve a estar presente en el debate público. En este contexto, donde surgen cuestionamientos, incomprensiones, rechazos o miradas y opiniones diversas sobre su papel, mi compromiso es claro: defenderé el euskera con firmeza, sin complejos y convencida de que proteger nuestra lengua es proteger la diversidad, la convivencia y sobre todo la dignidad de quienes lo usan.

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Si el euskera ha sobrevivido a tanto es porque quienes nos precedieron supieron sostenerlo incluso en los momentos más duros. Ahora nos toca dar el siguiente salto: hacerlo crecer. Hacerlo desde la alegría, desde la emoción positiva, desde la confianza en que esta lengua nos conecta, nos identifica y nos sitúa en el mundo como un país moderno, plural y seguro de sí mismo. Esto es lo que estamos haciendo desde la acción y la responsabilidad institucional.

Porque el euskera es de todas las personas, y en todas puede encontrar un hogar. Este 3 de diciembre, celebremos no solo lo que hemos sido y somos, sino sobre todo lo que vamos a ser.

El futuro del euskera está en el deseo de cada persona.

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Zugan, nigan, gugan.

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