Un referente del periodismo

Sábado, 11 de octubre 2025, 02:00

Decano de los periodistas donostiarras y sin duda el más activo y prolijo de su oficio, el escritor Santiago Aizarna (Oiartzun, 1928), falleció el jueves ... en San Sebastián, la ciudad en la que ejerció su carrera literaria y periodística, principalmente en este periódico. Maestro del artículo literario azoriniano, Aizarna dejó en las hemerotecas de los periódicos (La Voz de España, Unidad y El Diario Vasco) y revistas, en las que escribió casi hasta su muerte, un rosario de artículos sobre las más diversas cuestiones de la vida, la sociedad, la historia y de la historia vasca. Una muerte que ha afectado en el ánimo de amigos y colegas. Casado con la artista Yolanda Greco Urrutia, que colaboró como diseñadora en algunas actividades suyas, como en la revista Kurpil, Aizarna hacía una vida de recogimiento y discreción. Y escribió durante ocho largas décadas con una dedicación proverbial. Hace tan sólo unos días se publicó su último libro en vida.

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Estudió de joven en los Jesuitas de Donostia, en cuyo centro entabló contacto con dos amigos escritores, Fernando Orlando y Fernando Bandrés, quienes, en su juventud, removieron el ambiente cultural, desde la revista Véteres, pero, especialmente, con el salto vertical de calidad que supuso la convocatoria del premio Cuentos Ciudad de San Sebastián. Este concurso fue la plataforma para el inicio en la edición de varios autores guipuzcoanos. Y hoy es una enseña de la ciudad.

Para comprender la actividad incesante de Aizarna, hay que saber que hizo la crítica de literatura, cine, teatro y pelota vasca (con el seudónimo de Jaime Aizpitarte) durante más de medio siglo. Vivió en la literatura desde siempre y esa vivencia la llevó a cabo desde su apasionada conducta, desde su oficio, podemos decir, de lector. Pero no sólo viajó con la literatura, sino personalmente. Recorrió algunos países europeos en los años setenta del pasado siglo interesado por las artes, sobre todo por las plásticas y la escultura, y el cine. Alguno de sus viajes los hizo en compañía de los artistas y amigos Remigio Mendiburu y José Antonio Sistiaga.

Participó en la vida cultural donostiarra de los sesenta y setenta dejando huella de su personalidad, especialmente en el apartado de revistas literarias como Noray y Kurpil, en esta como fundador y director. Aunque no publicó muchos de sus libros de novela y poesía, su obra de creación es intensa. Sus conferencias sobre Pío Baroja crearon en aquellos años controversias y apasionadas discusiones, como ocurrió con la charla impartida en la Asociación Artística de Guipúzcoa, con el título 'Pío Baroja, San Sebastián y yo', que permanece inédita. Por ello, fue llamado desde el Gobierno Civil, donde se le amonestó alegando que atentar contra la Iglesia era ser desafecto al régimen de Franco. Aizarna se defendió diciendo que lo que hizo en la conferencia fue leer los textos de Baroja sobre Donostia, en alguno de cuyos pasajes los Jesuitas salían parados. Pero no se arredró y pocos años después escribió un artículo durísimo contra la concesión del Premio Nobel de la Paz a Henry Kissinger, secretario de Estado de EE UU. Este, como todos sus artículos, eran una escuela diaria de literatura. En muchos, sobresalía el humor inteligencia y bergsoniano con el que Santi encaró profesión y vida.

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Publicó su primera novela en 1956, 'Los pecados de la calle', a la que siguieron otros libros narrativos como 'El carrusel de la vida' (1958), 'Cuentos con hombre' (1962), 'La mujer de Lot' (1977) y el 'El ojo insomne' que, calificado por el autor como novela-filme, es una refundición de otra novela, 'Los zamuros', que fue premiada con el Puente Colgante de Portugalete, aunque el autor no quiso que se publicase, sin duda porque él era el primer crítico sobre su literatura. Pero su obra más llamativa, sugerente y personal es un libro de poemas, 'Humano animal' (1966). Una poesía desgarrada que miraba a la condición humana desde dentro; directa, sin adornos formales, pero intensa, que interesó a mucha gente. Este libro está a la altura de la mejor lírica en castellano del siglo XX. Santi tuvo una postura crítica en torno a la unificación del euskera, por lo que discutió públicamente con Koldo Mitxelena, su mentor.

Aizarna publicó también en 'euskera zaharra' artículos, cuentos y relatos. En 1967 ganó el Ciudad de San Sebastián con el cuento 'Al terminar la fiesta'. En 1974 anunció la publicación de un libro de poemas, 'Semántica de semen', que aún permanece inédito y que a buen seguro nunca verá la luz. Este poemario tenía el mismo signo desgarrador de la idea existencial como la frase de Neruda: «Sucede que a veces me canso de ser hombre», cita que colocó ya en el frontispicio de 'Humano animal'.

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En 1972 promovió la creación de la revista Kurpil de literatura, de la que fue director, junto a los poetas Jorge G. Aranguren y Javier Vicente de Vera, revista que tuvo su continuidad hermanada en la revista Kantil. Esta también se editó en San Sebastián por un grupo de escritores y artistas con el fin de promocionar a los nuevos autores y luchar contra el aislamiento y distancia de los dos grandes centros editoriales, Madrid, y, sobre todo, Barcelona.

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