He estado unos días de vacaciones y fue en Galicia donde me enteré de que habían concedido el premio Nobel de Medicina a Katalin Karikó ... y a Drew Weissman por su descubrimiento de los mecanismos de modificación del ARNm (ARN mensajero) que permitió el desarrollo de las vacunas para la Covid-19 y para otras muchas que están viniendo.
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Creo que es un premio perfectamente merecido y no solo eso, en 2021 ambos recibieron el premio Princesa de Asturias, demostrándose, una vez más, que los premiados en Asturias tienen muchas posibilidades de obtener el Nobel. El Princesa de Asturias se suele adelantar al Nobel. En 2022, Karikó, Weissman y Robert Langert, también recibieron el premio Fronteras del conocimiento del BBVA.
La historia de Katalin Karikó tiene ciertos aspectos de película de aventuras. Tal como ya he dicho, Karikó es húngara. En 1985, bajo el régimen comunista, Katalín, su esposo y su hija, decidieron huir de la dictadura marxista. El gobierno no permitía sacar del país más de cien dólares. Llevaron toda su fortuna, 1 246 dólares, escondidos en el osito de peluche de su hija, Susan Francia, de dos años de edad. Hoy Susan Francia ha sido por dos veces medalla olímpica en remo.
Para nuestra vergüenza, Karikó pidió trabajo en Londres, Montpellier y Madrid. Lamento decir que rechazamos su solicitud. Al final, en 1985, la admitieron en la universidad Temple de Filadelfia.
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