Durante los fastos celebrados en Pekín, el presidente chino y su homólogo ruso fantasearon en torno a la longevidad. Lo normal es que los ancianos ... traten el asunto del paso del tiempo desde una perspectiva melancólica y quejumbrosa, pero esos dos prohombres demostraron al mundo que están hechos de una pasta metafísica diferente. Xi Jinping dio por supuesto que en este siglo la esperanza de vida estará en torno a los 150 años. «Hoy eres un niño a los 70», afirmación optimista ante la que Putin se vino arriba y pronosticó que, gracias a la biotecnología, el ser humano podría alcanzar la inmortalidad… siempre y cuando no seas ucraniano, por supuesto. En principio, el plan resulta inmejorable, sobre todo para ellos, ya que así podrían perpetuarse en el poder mediante reformas legislativas encadenadas y perpetuarse en la vida mediante trasplantes periódicos de órganos. Un líder inmortal solucionaría muchos engorros democráticos, aparte de que está comprobado que la gente acaba cogiendo cariño, por pura inercia sentimental, a los sátrapas duraderos, que terminan siendo como de la familia.
Publicidad
Por Pekín andaba también el líder norcoreano Kim Jong-un, cuya papeleta para hacerse inmortal no parece ser la idónea, pues a simple vista, y a falta de un diagnóstico profesional, se le ve afectado por el sobrepeso, ya sea este debido a cuestiones genéticas o a vicios dietéticos adquiridos, a pesar de que la gastronomía norcoreana no se fundamenta en los ingredientes hipercalóricos, a no ser, claro está, que a Kim le lleven cada día un cochinillo segoviano para el desayuno, un frito gaditano para el almuerzo y un par de pizzas napolitanas para la cena, pues estos dirigentes suelen tener sus caprichos. Quién sabe. Sea por lo que sea, en fin, se atreve uno a sospechar que, si no se acoge a un programa severo de fitness, Kim, de 41 años de edad, es probable que solo alcance la inmortalidad en una estatua de bronce, en cuyo pedestal Putin y Jinping, ambos de 72 años en la actualidad, depositarían flores, a lo largo de los siglos venideros, en recuerdo del compinche caído.
Porque se rumorea que la salud de Kim no es la deseable, hasta el punto de que sus lacayos se dedican a borrar cualquier rastro biológico del líder, ya sea en un vaso o en una silla, y no digamos en el retrete privado con el que viaja, para evitar que alguien recoja una muestra de ADN que revele sus presuntos males o -lo que sería más inquietante- que alguien lo clone y llene el mundo de pequeños kims. No sé. Desde aquí le lanzo un mensaje: «Querido Kim: dicen que la dieta de la alcachofa funciona. Anímate, fiera. Tú puedes».
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión