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Una nueva prórroga

Pese a la gravedad de la situación, Sánchez coge algo de aire tras el debate de ayer, con la confianza de sus aliados 'al límite'

Jueves, 10 de julio 2025, 02:00

Pedro Sánchez salió ayer aliviado del debate sobre la corrupción en el Congreso. Sus aliados, con matices, expresaron que su confianza está al límite pero ... evitaron dar la impresión de una ruptura con el Gobierno. El mismo Sánchez –que reconoció haber contemplado barajar la dimisión en un primer momento– tendrá que tomar buena nota de este respaldo condicionado a la propia evolución de la investigación de los escándalos de corrupción que afectan a los exsecretarios de Organización del PSOE José Luis Ábalos y Santos Cerdán, y de Koldo García, exasesor del ministro de Fomento, y que proyectan una espada de Damocles al Partido Socialista. La continuidad de la legislatura se sigue moviendo en un muy estrecho margen de maniobra, constantemente al borde del precipicio, aunque difícilmente podrá agotarse en 2027 si no se logra pactar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado. El PNV fue el más crítico al asegurar que su confianza «está camino de la UCI», al igual que Junts, que volvió a recordar que «la prórroga no puede durar toda la legislatura». El presidente del Gobierno sigue sin asumir del todo su responsabilidad política en este caso al envolverse en una bandera de contrición personal para encapsular a su Ejecutivo y anunciar un plan estatal de lucha contra la corrupción con actuaciones centradas, sobre todo, en los mecanismos de prevención y control en la contratación pública. Es un compromiso necesario pero a estas alturas ya no va a servir para recuperar la credibilidad perdida en los últimos tiempos. Si acaso, Sánchez recobra algo de oxígeno para aguantar algunos meses. Ante la falta de una explícita cuestión de confianza, el pleno sirvió ayer para conceder un aval indirecto, una nueva prórroga, a Sánchez para no tirar la toalla y mantener su 'manual de resistencia'. En definitiva, Sánchez gana algo de tiempo frente a un PP liderado por Feijóo en un discurso muy hiperventilado, y con descalificaciones personales de dudoso gusto. El problema de Feijóo es que– más allá de su mantra de 'Sánchez dimisión'– se enreda en su política de pactos y tiene que responder a un movimiento contradictorio que confunde a la ciudadanía. Por un lado, intentar atraer al electorado de Vox con un discurso radicalizado y, a la vez, busca tender puentes hacia PNV y Junts, a pesar de que ha entrado en una dinámica hostil hacia los jeltzales en temas muy sensibles como la corrupción o el euskera. En política sorber y soplar a la vez es inviable.

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