Lastre político para las lenguas

Será difícil que la demanda de reconocimiento oficial del euskera, el catalán y el gallego en la Unión Europea logre sacudirse el pecado original de ... obedecer al acuerdo con Junts para la investidura de Pedro Sánchez. Una circunstancia que impide que las tres comunidades autónomas concernidas ofrezcan un respaldo cerrado a la iniciativa, como demuestra la ausencia de la Xunta de Galicia en la carta conjunta de Imanol Pradales y Salvador Illa. El empeño del Partido Popular, que irradia hacia sus terminales en el resto del continente, reduce el asunto al fracaso del presidente español en la séptima ocasión en que la cuestión se debatía en el Consejo de Asuntos Generales de la UE. Una actitud que prefiere ignorar el respaldo social que esgrimen los gobiernos vasco y catalán. Pero tampoco el Ejecutivo de Sánchez parece emplearse a fondo para atender las reiteradas dudas legales y económicas de los numerosos países contrarios a admitir que el euskera, el catalán y el gallego se sumen a los 24 idiomas oficiales. Les preocupa esa estimación preliminar de 132 millones que costaría su implantación, por más que lo financie España. Y futuras reclamaciones de lenguas minorizadas.