Intolerancia cero

En una sociedad democrática no hay ni una sola justificación para ejercer la intimidaciónn contra los adversarios políticos

Viernes, 5 de diciembre 2025, 01:00

La proliferación de ataques a partidos vascos en los últimos días constituye una inadmisible exhibición de intolerancia que debe ser condenada y rechazada de forma ... drástica. Los episodios son una grave amenaza a la pluralidad y a la convivencia, lo que es una premisa prepolítica. No hay justificación que dé cobertura a estas acciones: la violencia, por mucho que sea de 'baja intensidad', no tiene cabida en un sistema democrático basado en unas reglas de juego compartidas como medio para dirimir desacuerdos o conflictos políticos. En Euskadi tenemos aún demasiado presente la coacción ejercida durante mucho tiempo mediante el terrorismo y la 'kale borroka'. Esta memoria debiera ser un antídoto para que no vuelva a repetirse este fenómeno intimidatorio. Las discrepancias se dirimen con la palabra, por radical que sea, no con el uso de la fuerza ni de la coacción. El respeto al 'otro', es la base de un sistema de convivencia. La intimidación y la agresión deben erradicarse por completo. Las sedes de los partidos no son solo espacios físicos, son también unos sagrados iconos de la libertad política que debemos preservar y regar todos los días, que no están garantizados en una sociedad en la que las sombras de la involución planean con una fuerza creciente en cualquier esquina del mundo.

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Por eso, la concatenación de estos hechos en el País Vasco plantea un panorama inquietante. No hay que exagerar su dimensión real, pero tampoco minimizarlo. Los ataques nos interpelan también sobre la necesidad de no olvidar lo que ha sido la violencia en Euskadi y la importancia de pasar esta página desde una memoria clara de rechazo y deslegitimación de las ideologías del odio y de la exclusión. La política debe ser un lugar de diálogo y de encuentro, no un escaparate de división y polarización. La democracia tiene mecanismos para defenderse de comportamientos irracionales y agresivos. Hacerlo con mesura y proporcionalidad, y de paso defender los derechos y las libertades de la ciudadanía. El primer reto es no demonizar al adversario. Que todos los partidos vascos se hayan posicionado contra los ataques es una buena señal. Sigue siendo incomprensible que EH Bildu, que también ha rechazado los ataques, se atrinchere en evitar el uso del termino 'condena'. La respuesta a estos actos debe ser clara.

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