Meses antes de las elecciones estadounidenses de noviembre de 2024, ya se barruntaba la posibilidad de que Donald Trump las ganara, habida cuenta de la ... situación cada vez más endeble del candidato demócrata, Joe Biden. Y aunque éste (y luego su sucesora, Kamala Harris) era el favorito de la mayoría de los responsables europeos, éstos nos decían que estaban preparados en el caso en que el multimillonario volviera al Despacho Oval. De lo que no estoy seguro es de si imaginaban cómo iba a ser esta segunda etapa. De su anterior presidencia sabíamos demasiadas cosas, hasta de primera mano, gracias a las revelaciones de su ex consejero de Seguridad Nacional John Bolton en su famoso libro 'La habitación donde sucedió'. Sin embargo, no sé hasta qué punto eran conscientes los gobernantes de la Comisión Europea y de los estados miembros de lo que se les venía encima.
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Por eso me pregunto si realmente sabían cómo encarar el triunfo de un individuo tan ególatra como Trump, con independencia de la pleitesía con que asumen todas sus medidas y ocurrencias. Hablo de la sumisión a un memo de marca mayor que a muchos europeos nos avergüenza y sonroja. Basta ver cómo trata a los presidentes y primeros ministros europeos o a la misma presidenta de la Comisión Europea u oír las barbaridades que suelta sobre la UE o los países que lo integran (como España), para percatarse de este sometimiento. ¿Acaso estos líderes europeos carecen de dignidad para confrontar conjuntamente con este matón de manual? Parecería que ante Trump esa respetabilidad que muestran ante sus respectivos países se hace añicos.
Como prueba de lo que estoy diciendo me detendré únicamente en dos casos: los de Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Marc Rutte, ex jefe de gobierno de los Países Bajos y secretario general de la OTAN. Von der Leyen, por ejemplo, aceptó reunirse con Trump en un campo del golf escocés propiedad del magnate para acordar los aranceles entre la UE y EE UU. ¿Acaso la representante de la tercera economía del mundo no tenía mejor sitio donde negociar que una de las posesiones de quien nos estaba amenazando con unas tarifas disparatadas? ¿No se podía haber elegido otro lugar, como alguna sede institucional neutral? ¿Era necesaria esa escena de subordinación? Un Trump, que, como se ha visto, sólo cede ante mandatarios fuertes y con determinación, como Vladímir Putin o Xi Jinping, mientras está dispuesto a intimidar y a coaccionar al resto. En el caso de Von der Leyen, instándole además a incrementar las inversiones y compras de bienes norteamericanos. ¿Y qué decir de Rutte? El máximo cargo de la Alianza Atlántica se comporta como un lacayo de Trump, con todo tipo de genuflexiones hacia el 'Gran Jefe', sin espíritu crítico alguno. Que Trump dice que hay que aumentar el presupuesto en defensa hasta el 5% del PIB, sin informe técnico alguno que lo avale, pues ahí está Rutte para darle la razón. Que los europeos deben gastarse una fortuna en la adquisición de armas a las empresas de Estados Unidos para luego entregárselas a Kiev, porque Trump no quiere aumentar su gasto en esta contienda, pues ahí está Rutte para darle la razón. En fin, su actitud es tan servil que, aparte de abochornarnos, nos recuerda a épocas de un pasado bastante remoto.
Este comportamiento, no obstante, está generalizado en la dirigencia europea actual, totalmente dependiente de los cambios de humor o de proceder del inquilino de la Casa Blanca, capaz de mudar de opinión varias veces al día. ¡Y luego se quejan de que la Administración Trump los ignora en asuntos de la trascendencia de Gaza y Ucrania! ¡Si han sido ellos mismos los primeros en hacer dejación de sus funciones! ¿Qué ha hecho la Unión Europea para frenar las matanzas en la Franja? Nada de nada. No han sido capaces de ponerse de acuerdo para imponer sanciones a Israel ni han hecho los esfuerzos diplomáticos suficientes para frenar la masacre.
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¿Y en Ucrania? Que tengamos una guerra a las puertas de nuestras fronteras es lo suficientemente grave como para que la UE, en colaboración con el Reino Unido, hubiese insistido desde el minuto uno en tratar de buscar algún tipo de solución pacífica. Pero no, llevamos la aprobación de diecinueve paquetes de sanciones y la conflagración continúa, y sin visos de parar. ¿Cuántas cumbres de negociación ha impulsado Bruselas? Ninguna. No son capaces de tener iniciativas al respecto para que esa tragedia finalice, estando simplemente al albur de lo que decida Trump, incluido el suministro de armamento estadounidense, como ya he dicho. De verdad, ¿es lo único que pueden hacer nuestros dignatarios europeos? Porque, a mí, francamente me resulta muy poco, aparte de suponer un auténtico descrédito para los órganos ejecutivos comunitarios y nacionales.
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