Discursos machistas aún por vencer
Los mensajes que minimizan o niegan la violencia sobre las mujeres están calando entre algunos jóvenes que ya no ven necesaria la batalla por la igualdad
Otro año más afrontamos el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con sensaciones encontradas. Porque si bien ... la realidad nos demuestra que hemos hecho avances, nos rodea el sentimiento de que queda mucho trabajo por hacer. Seguimos sumando muchas, demasiadas muertes de mujeres asesinadas –más de 1.300 vidas arrebatadas en España desde 2003–. Además, por si eso fuera poco, cada vez imperan más los discursos negacionistas que, alimentados por políticos de derecha y ultraderecha, niegan o minimizan la existencia de la violencia de género.
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Y lo más grave y preocupante es que estos mensajes también están calando entre algunos jóvenes, que piensan que la igualdad ya está conquistada y, por tanto, que el feminismo y la batalla por la igualdad no va con ellos. Es chocante, cuanto menos, porque todos y todas somos conscientes de que en los entornos educativos, sociales y familiares se siguen dando ciertos comentarios, estereotipos y actitudes que, lejos de estar desterrados, se empiezan a hacer fuertes.
Precisamente, alumnos y alumnas de 2º curso del Ciclo Formativo de Grado Superior de Diseño Gráfico del Instituto Usandizaga han diseñado la campaña para el 25N del Ayuntamiento de San Sebastián con el lema 'No aprendas'. Una llamada a desterrar comentarios y actitudes que todavía se dan entre ellos, y que son la semilla para que crezca y se expanda el machismo. Por ejemplo, cuando alguien dice que ciertas carreras son «solo para chicos», cuando se ignora la opinión de una compañera, o cuando los comentarios sexistas se pasan por alto como si fueran bromas o exageraciones.
Pasa delante de todos y todas nosotras. Con un lenguaje amparado por las derechas más extremas
No nos puede sorprender que sigan escuchándose este tipo de comentarios que creíamos del pasado si en las instituciones tenemos partidos que no cesan en negar esta realidad. Vox es el referente más claro. En su ofensiva ideológica y semántica pone en tela de juicio los avances planteados en materia legislativa, tilda de fracaso las políticas de género y plantea la violencia hacia las mujeres como una cuestión que se circunscribe solo al ámbito privado de la pareja, a crímenes pasionales o divorcios conflictivos. Olvidándose de que es un problema estructural, una manifestación de la discriminación y desigualdad profundamente arraigadas en la sociedad.
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Y en este contexto, tenemos lamentablemente a un Partido Popular que compra el relato negacionista de la ultraderecha hacia la violencia de género allá donde necesita sus votos para gobernar, reduciendo por ejemplo los recursos para luchar contra esta lacra y retrocediendo en los avances alcanzados y por los que hemos peleado durante las últimas décadas partidos como el PSOE. Podemos sentirnos orgullosas de haber impulsado este camino, aumentando la conciencia social, favoreciendo más denuncias y menos silencios, y ofreciendo recursos y marcos legales más sólidos.
En este contexto, las redes sociales se han convertido en un terreno fértil para la difusión de discursos machistas, donde además muchas jóvenes sufren lenguajes y actitudes sexistas que actúan como antesala de otras violencias.
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El INCIBE, Instituto Nacional de Ciberseguridad de España, incide un estudio reciente cómo las adolescentes afrontan riesgos específicos en redes sociales como el control por parte de sus parejas (por ejemplo, supervisión del móvil o de redes), la intimidación, el acoso o la difusión de contenidos íntimos sin consentimiento.
Según la Fundación Reina Sofía, el 60,6% de las jóvenes ha sufrido algún tipo de violencia sexual digital. Mientras que el Ministerio de Igualdad nos recuerda que casi 3 de cada 4 mujeres jóvenes han recibido comentarios machistas sobre su cuerpo en redes. Mensajes que contribuyen a que exista una presión estética, baja autoestima y una cultura que cosifica a las mujeres.
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Todo ello está pasando delante de todos y todas nosotras. Con un lenguaje amparado por las derechas más extremas, que normaliza la superioridad masculina y la degradación de las chicas. Y no podemos obviarlo porque con estos mimbres estamos tejiendo el futuro de nuestra sociedad.
Lejos de lo que piensan y dicen los negacionistas, tenemos que seguir ofreciendo más recursos, para apoyar no solo a todas esas mujeres que sufren la lacra de la violencia, también para incidir en la educación afectivo-sexual, y hacer a los jóvenes protagonistas y parte activa de la construcción del cambio necesario. Empezando por las instituciones públicas, sin olvidarnos del entorno familiar, la escuela, la universidad o cualquier espacio formativo. Solo si desde los poderes públicos somos capaces de animar a la juventud a ser parte del movimiento feminista y a entender que la lucha por la igualdad es también su lucha, conseguiremos una sociedad más justa, cohesionada y respetuosa.
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