Podridos aromas de entre guerras que llegan a Europa y aquí los sentimos propios. Los que siente la clase media trabajadora a la que tanto ... se cita, como añorado reconocimiento tardío, pendiente de recuperar. La socialdemocracia europea tiene con ella una asignatura suspendida. La tan cacareada sociedad del bienestar está financiada más por esa agotada clase, que por los rentistas y los financieros. Los gobiernos de cálculos cortoplacistas temen más a éstos que a la fuerza de trabajo. Aquí radica el aumento de la abstención, polarización y crisis de la democracia. A sus miembros nos entra el complejo del eterno idiota, de ser parte de esa sociedad del malestar que sostiene la del bienestar de tanto sinvergüenza. Víctima del desencanto y la decadencia se plantea plantarse. Pero quienes viven de la macroeconomía diseñaron su apoliticismo y la ignorancia de las consecuencias de abstenerse. Acometer la urgente democracia real en el trabajo quizá llegue a tiempo de cortar el fuego.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión