Pasaia
Después de muerto, el bacalao volvió al marLos Carnavales de Trintxerpe se despidieron con decenas de personas dando el último adiós al pescado que acabó estrellado en el muelle
No por esperada su muerte resultó menos lamentada. El bacalao, versión trintxerpetarra de la emblemática sardina, dio su último suspiro la noche de este ... pasado domingo. Tal vez el frío helador que se registró durante toda la jornada en la bahía de Pasaia fue el causante de su fallecimiento.
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Su funeral se celebró de cuerpo presente, con la asistencia del mayor número de vecinos de cuantos se han registrado en las ediciones de esta última década. A las desconsoladas viudas vestidas de negro de pies a cabeza, se sumaron animales marinos que no dudaron en dar su último adiós al pescado estrella de la historia del puerto. Bogavantes, calamares, gambas y otras especies llegadas de la lonja pesquera portaron velas mientras rememoraban «lo bueno que era» el difunto.
Todos disfrazados
En su memoria, familias al completo, comparseros y cuadrillas disfrazadas se dieron cita en el parque de Azkuene. Allí iniciaron un recorrido en el que los sollozos parecían acompasar la marcha fúnebre interpretada por los músicos locales. Los momentos más solemnes se vivieron a su paso por Euskadi Etorbidea y el muelle del Hospitalillo. Era allí donde el bacalao debía ser estrellado contra el pantalán del muelle. Sin embargo, las rachas de viendo hicieron que su trayectoria de caída se viera alteraba unos metros, provocando que el finado acabara en el mar.
«Del mar vienes y al mar volverás. Seguro que se lo comen los corcones...¡Qué dolor!», lloraba uno de los viudos. La tristeza dio paso a una alegría que invitaba a bailar. Los Carnavales concluían, pero dejaban un buen sabor de boca a organizadores y participantes, que olvidaban la reciente pérdida para festejar la celebración de una edición de diez.
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Este año, el primero sin restricciones sanitarias, el público ha llenado las calles a diario, como hacía muchos años que no ocurría, para presenciar los desfiles y disfrutar de las ferias y barracas. En algunos puestos, como el de la churrería, se formaban largas colas. Pese a la muerte del bacalao, el Carnaval sigue vivo y con una salud inmejorable.
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