Vista de la tumba del explorador Ernest Shackelton en Grytviken.
Mendira

En el cementerio con Shackleton

No es que sea muy visitado el camposanto de Grytviken por la latitud en que se halla en las heladas aguas de las islas Georgias del Sur, pero allí estuve en el centenario de su muerte

Sábado, 2 de noviembre 2024, 07:25

Hasta ayer y hasta siempre, tiempo de cementerios. Uno de noviembre, día de todos los Santos. Día para visitar a los seres queridos en el ... camposanto.

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Cien años separaron mi presencia en la tumba del explorador polar Sir Ernest Shackleton y su muerte en 1922. Ese año, tras mi dura expedición a las islas Georgias del Sur en el océano antártico de la que casi no regreso, precisamente emulando la travesía que realizó el explorador polar atravesando la isla San Pedro para buscar ayuda y salvar a sus compañeros del naufragio del 'Endurance', tuve la gran oportunidad y no menos privilegio de visitar el pequeño asentamiento ballenero de Grytviken.

Allí, en la caleta Vago de la isla de San Pedro de las islas Georgias del Sur, se encuentra el cementerio de ese legendario y hasta misterioso asentamiento perdido en el atlas mundial. Escribo esta columna mientras no dejo de ver imágenes de esta diminuta localidad y de su no menos diminuto camposanto donde se encuentra la tumba del ilustre explorador polar Sir Ernest Shackleton, quizás como fuente de inspiración para que me vaya saliendo palabra a palabra este artículo.

Conocía la tumba de Shackleton por algún documental de las decenas que he visto de 'Al filo de lo imposible' y otros de mi gran amigo Sebastián Álvaro, quien fuera su director. Pero les confieso que no es lo mismo verlo en esas estupendas imágenes cinematográficas que estar allí, in situ, palpándola con mis manos y sintiéndola en mis entrañas, recorriéndome todo el cuerpo un cosquilleo de nerviosismo ante la tumba de un grande, allí perdido en una isla de las Georgias del Sur, junto a la Antártida.

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Un alto monolito esculpido en roca granítica presenta en su frontal la siguiente inscripción: «A la querida memoria de Ernest Henry Shackleton–Explorador– Nació el 15 de febrero de 1874 – Entró en la vida eterna el 5 de enero de 1922». Y en la parte posterior tiene grabado su epitafio, que lo escribiera el escritor inglés Robert Browning. Dice así: «Yo sostengo que un hombre ha de luchar hasta su último aliento por el precio en que ha fijado su vida».

Emprendió su último viaje en septiembre de 1921 navegando en el 'Quest', también hacia la Antártida. El 4 de enero de 1922 llegaron a Georgia del Sur. Shackleton se debía de encontrar algo mal pues solicitó la presencia del médico de la expedición, Alexander Macklin, en su camarote, 'recetándole' llevar una vida más tranquila. La madrugada del día siguiente, el 5 de enero de 1922, moría Ernest Shackleton. Leonard Hussey, un veterano de la Expedición Transantártica, se ofreció a trasladar su cuerpo a Gran Bretaña, pero en una escala en Montevideo recibió un telegrama de Emily Shackleton pidiendo expresamente que su marido fuese enterrado en Georgia del Sur, lugar tan ligado a su vida. El 5 de marzo de 1922, en una austera ceremonia, fue inhumado en el cementerio de Grytviken.

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El 27 de noviembre de 2011 fueron enterrados igualmente en ese mismo camposanto los restos de Frank Wild, otro gran héroe explorador polar que con toda justicia descansa situado a la derecha de su jefe y amigo Ernest en una tumba muchísimo más sencilla cuyo epitafio es tan sencillo como intenso: «Frank Wild 1873-1939, la mano derecha de Shackleton». Estos días son tiempo de cementerios.

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