«Mi objetivo es luchar contra la propaganda rusa»
Guerra en Ucrania ·
«Por seguridad» no quiere desvelar su emplazamiento actual, desde donde «haré llegar información veraz»Desde que la madrugada del pasado jueves a las 4.45 horas escuchara dos fuertes explosiones Igor Likhvanchuk tiene un objetivo: ser la voz de las personas que están sufriendo la guerra en primera persona. El viernes decidió abandonar Kiev en busca de un lugar más seguro y «luchar contra la propaganda rusa que es muy potente», relata, una jornada más, este ucraniano que trabajó como monitor de la Asociación Chernobil que organiza estancias de niños ucranianos en familias de Gipuzkoa durante el verano.
En un principio huyó hacia el oeste donde la ofensiva del ejército ruso fue menos feroz. Pero ahora por «seguridad» no quiere desvelar su emplazamiento, donde cuenta con buena conexión a internet y desde donde «podemos transferir información a los medios de comunicación. Ha sido un día fructífero», reconocía anoche. Likhvanchuk quiere ser el altavoz de los civiles que están sufriendo la cruenta contienda y por ello ha comenzado a colaborar con medios de América Latina. «Somos soldados de palabra, que es nuestro único arma. Tenemos que hacer llegar la información verdadera».
Esta no será su última estación en esta improvisada huida. Likhvanchuk va a seguir buscando el mejor lugar posible para dar a conocer al mundo el desastre que está teniendo que soportar Ucrania. «Vamos a buscar un sitio más tranquilo donde tengamos las manos libres y donde haya más posibilidad para ayudar a la gente».
Este joven de 34 años enumera los desastres que está causando la invasión rusa en Ucrania: «Siguen bombardeando estructuras críticas. Están muriendo muchas personas. Solo hoy –por ayer– han fallecido 250 civiles entre los que había 20 niños. No me entra en la cabeza», se lamenta sin todavía hacerse a la idea de que su país está haciendo frente a uno de los ejércitos más potentes del mundo.
Material de defensa
Los ciudadanos ucranianos intentan echarse una mano unos a otros. La solidaridad es de lo poco que les queda. «El padre de mi amigo –quien les acogió el domingo– es voluntario y su labor es preguntar a la gente por sus necesidades». La llegada de material de defensa es lo que más necesitan en estos momentos: «Hay mucha demanda de chalecos antibalas», recalca pero dentro de poco el problema será el abastecimiento de productos de primera necesidad para un país que en estos momentos se encuentra atacado por tierra, mar y aire. «Dentro de poco la situación humanitaria será muy preocupante. Bajo tanto bombardeo el país no funciona».
Likhvanchuk quiere terminar el día enviando mensajes de agradecimiento sobre todo «al ejército ucraniano y el trabajo que están haciendo muchos países apoyándonos. Pero sigo pidiendo armas. Muchos tanques y aviones rusos siguen provocando una auténtica masacre pero a pesar de ello no vamos a bajar los brazos», remarca mientras termina con un «somos fuertes, seguimos luchando».
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