Las elecciones que cambiarán el mundo vistas desde Gipuzkoa

Jeff Diamond nació en Nueva York, aunque a los tres años su familia hizo las maletas rumbo a Las Vegas. Años después volvieron a mudarse, esta vez a Los Ángeles. Pero las grandes ciudades le «agobian» y, de alguna manera, sabía que acabaría viviendo «en un lugar más pequeño, más familiar». Amante y doctor en literatura hispánica, Jeff aterrizó por primera vez en España en los años 80 y desde hace 19 años Hondarribia es su casa, aunque su vínculo con su país natal sigue siendo muy fuerte. «Mi hija vive en Oregon y solemos ir en verano allí», matiza.

Desde Gipuzkoa ha seguido de cerca la carrera electoral americana y asegura que «no me gusta que las encuestas hablen de un resultado tan parejo. Me preocupa. En 2016 la situación era similar y acabó con Trump en la Casa Blanca». Para Jeff, los últimos meses han sido «un vaivén de golpes por parte de los dos partidos» y cree que «todavía puede haber uno último por dar». Ya sea para que Kamala certifique una remontada «histórica» o a favor de Trump. «Los republicanos son reacios al cambio. La sociedad americana lleva años demandando una mejoría de los derechos de las minorías, pero los hombres blancos conservadores ven estas reivindicaciones como un ataque a sus derechos. Creen que para que los demás tengan más libertades ellos tienen que perder la suya», apunta Jeff.

Diamond confía en que la pareja Harris-Walz se alce con la victoria. «Creo, espero y me gustaría que fuera Kamala la próxima presidenta. No sólo por todo lo bueno que traería al país sino porque confío en que la gente vea las mentiras de Trump», apunta. «Aún tengo fe en mi pueblo. La perdí en 2016 cuando ganó Trump las elecciones y la volvería a perder si las vuelve a ganar». Hasta que se cuenten todos los votos, prefiere ser cauto.

Benjamin nació en Massachusetts;Mary lo hizo en Iowa, pero han estado viviendo los últimos años en Chicago. Un tiempo de aquí para allá que ha acabado con la joven pareja mudándose a la Parte Vieja de Donostia hace apenas unos meses. «Necesitábamos un giro de 180º grados en nuestras vidas», apuntan. Aún con problemas con el idioma, «sin probar los pintxos ni bañarnos en La Concha» esperan con ganas el resultado de sus primeros comicios fuera de Estados Unidos. Mary no oculta su nerviosismo por el resultado. «Tengo la sensación de que la elección va más allá. Por cómo está el país, depende de quién gane, sabré si será el lugar seguro donde formar una familia o no. Temo a Trump en el poder».

El caso de Benjamin es algo peculiar. Todo votante quiere que su candidato acabe alzándose con la victoria, pero él aún más si cabe. «Durante los últimos años he estado colaborando con el Partido Demócrata, el de Kamala Harris. Soy un gran defensor de los derechos humanos y he tratado de divulgar el mensaje en varios estados». Es por eso que espera que su trabajo cale y se refleje en la votación. «Tengo la sensación de que muchos de los que votaron a Trump en 2016, ahora que han visto sus mentiras, se abstendrán o cambiarán su voto».

Suceda lo que suceda, esta pareja de norteamericanos se alegra de que, aparentemente, esta será la última carrera electoral del republicano. «Ya tiene una edad y esperamos un adiós definitivo», y confían en que la retirada política de Trump llegue este miércoles con la victoria de Kamala. «Estoy deseando votar por la pareja Harris-Walz. Sé que mi voto servirá para que el país dé un paso adelante y ponga las primera piedras de un futuro mejor, más justo e igualitario», subraya Mary.

Mike Carlson es una de esas personas que pasea por las calles de Donostia y no hay quien no se gire dos veces para mirarle. Ya sea porque recuerdan su exitosa etapa como jugador del Gipuzkoa Basket o por sus impactantes 2,06 metros de estatura. El nacido en Wisconsin, aterrizó en Gipuzkoa en 2016 para aupar al GBC a la ACB y siete años después –ya retirado– está casado con una donostiarra, y su hijo, Raffa, ha nacido también en San Sebastián.

Mike está ya «más que asentado»en nuestro país y ante la pregunta de cómo ve la situación de Estados Unidos responde de manera tajante: «Me tiene bastante quemado. Es triste. Escuchabas a candidatos como Ronald Reagan, George Bush u otros de épocas anteriores y tenían un discurso elaborado, con propuestas y soluciones. Ahora es imposible. Solo quieren el poder».

El hartazgo por la política de su país ha llegado a tal punto que no le preocupa especialmente quién salga como vencedor. «Yo vivo aquí, en Donostia, estoy a gusto aquí, mi hijo ha nacido y va al colegio aquí...», pero tiene sus pronósticos. «Creo que Kamala ha irrumpido con fuerza porque Biden era un lastre, pero esta última semana, en la que ha tenido que ir a los medios de comunicación, se han visto sus debilidades y perderá votos». También tiene su opinión sobre Trump: «Un hombre que, aunque diga cosas que hagan que te eches las manos a la cabeza, sabe identificar los problemas del país».

De hecho, «creo que volverá a ganar Trump». Aunque el candidato republicano no sea del todo de su agrado, no le importaría que regresase al Despacho Oval. «El 'número dos' de Harris, Tim Walz, ha sido senador de Minnesotta, cerca de donde yo soy, y lo ha hecho realmente mal. Prefiero a Trump antes que Harris».

Tras nueve años en Tampa, Florida, el pasaitarra Álvaro Barbado es capaz de entender y conocer a la sociedad americana. Será la segunda vez que viva desde el país de las barras y estrellas unas elecciones nacionales, y él y sus conocidos tienen la sensación de que estas son «distintas». «No quiero ser alarmista, pero hacía siglos que no había una sensación de posible guerra civil dependiendo de los resultados», alerta Álvaro.

Tampa, tradicionalmente, ha sido territorio republicano. «Tengo algún vecino que va con pegatinas de 'Fuck Biden' en la 'pick-up'», dice entre risas. «La mayoría votaremos por Trump, pero ninguno lo vemos como un amigo. Es un bocazas y un impresentable», asegura. Eso sí, también cree que «es la mejor opción para Estados Unidos. La economía con los demócratas ha ido a peor. La inseguridad también ha aumentado y de los problemas con la migración prefiero no hablar. Yo no era racista hasta que vine a este país».

Algunos republicanos ven en Trump el único hombre capaz de frenar «la deriva a la que va el país. La gente cree que Kamala quiere mejorar los derechos de las minorías. No es cierto. Promete dar más ayudas a la población negra, a las mujeres, a los ucranianos, a los israelíes... Ayudas, ayudas y más ayudas. Eso sólo se consigue con más impuestos. Estamos asfixiados. Y la mayoría del dinero va para agentes exteriores. Con esta mujer, el lema 'America first' cobra más sentido que nunca». Además, apuntilla que «es curioso que haya encontrado ahora todas las soluciones a los problemas del país cuando lleva cinco años en el poder con Biden».

Álvaro es de los que cree que 'mejor malo conocido que bueno por conocer'. «El programa de Kamala es muy bonito. Muy acorde a la agenda 2030. Muy progresista. Pero hay mucha gente que no se cree que pueda hacerlo efectivo. Estos es Estados Unidos, no Europa. Trump no será el mejor, pero con él en el poder bajaron los impuestos, el paro y la economía mejoró hace ocho años», indica.«De ganar el candidato republicano, al principio habría tensión, pero no duraría mucho. Cuando el bolsillo de cada uno está bien, las tensiones desaparecen y los problemas van a menos. La radicalización del bando demócrata ha llevado este país a la división. Hay que recuperar la unión y el patriotismo que había hace unos años y que ha hecho a este país ser lo grande que ha sido», sentencia.