«La tolerancia hacia otros modelos de familia se transmite desde casa»

Beatriz Nieves es de Hondarribia y su marido, Gorka Sueiro, de Irun, aunque actualmente viven en Urrugne. «Nos parecía que era una pena que viviendo tan cerca de la frontera nuestros hijos no estudiaran en francés, y nos preocupaba la inestabilidad del sistema de educación español, así que decidimos mudarnos», explica la madre.

Estos guipuzcoanos formaron una familia numerosa por decisión propia. «A ambos nos gustaban mucho los niños y queríamos tener tres o cuatro hijos». También tenían claro que querían poder ocuparse de los pequeños sin tener que recurrir a ayudas, algo que en su caso ha sido más fácil porque son sus propios jefes. «Somos autónomos y tenemos una empresa, por lo que cuando decidimos tener hijos adaptamos nuestros puestos y horarios en función de sus necesidades», explica Beatriz, quien se siente «privilegiada» por ese hecho.

Para esta pareja su mayor logro son sus hijos y la familia que han creado con ellos. «Formamos una familia numerosa por libre decisión y a pesar de que tener tres hijos da mucho trabajo somos felices así y ha merecido la pena», afirman.

Ellos representan el conocido como modelo de familia tradicional, aquel formado por una pareja heterosexual y sus hijos. Aunque reconocen que en casa no han tratado el tema de la diversidad familiar con los pequeños, creen que la tolerancia no solo depende de la educación escolar. «Los valores se aprenden en casa, y si unos padres no son tolerantes con otros modelos familiares ellos tampoco lo serán», señalan. No obstante, coinciden en que convivir y conocer a todo tipo de familias «les ayudará a verlo como algo normal».

Eso no evita que los niños hagan preguntas por aquello que observan a su alrededor. «Muchos compañeros del mayor tienen padres separados y han formado segundas familias, y eso sí les ha generado cierta inquietud. Nos han hecho preguntas como '¿Es obligatorio separarse? ¿Vosotros os vais a separar?'», cuentan sus padres.

Un tema peliagudo cuando se habla de familias numerosas es el de las prestaciones económicas que reciben. Desde fuera parecen muchas, desde dentro aseguran que no son tantas. «Te ayudan pero no te salvan la vida», afirma Beatriz. «Nadie puede pensar que el que tiene una familia numerosa puede vivir de las prestaciones. La vida familiar la organizas según tus posibilidades, no por las ayudas que puedas llegar a tener», añade. Y eso que reconoce que en Francia las prestaciones que se otorgan por hijo son mayores que en Euskadi.