«No quería perderme la maternidad por el hecho de no tener pareja»
Cuatro modelos familiares guipuzcoanos distintos ·
Arrate Anguita y Enaitz Familia monoparental, madre soltera por elecciónCuando llegó el momento de plantearse la maternidad, Arrate Anguita estaba soltera, pero tenía claro que no iba a perderse la experiencia de ser madre «por el hecho de no tener pareja». Esta errenteriarra de 43 años es madre soltera del pequeño Enaitz, quien ha conseguido que se sienta «completa». «Es un niño muy deseado que he tenido por una decisión libre y que ha traído la felicidad a mi vida».
Arrate asegura que está «muy orgullosa» de su familia, «una opción más» de las muchas que existen en la sociedad. Sin embargo cree que aún existe una tendencia a enmarcar como única opción de familia a la conocida como tradicional, la que componen una pareja heterosexual y sus hijos. «Incluso en las escuelas, donde va a ir mi niño y muchos que forman parte de otros modelos», señala. «No quiero que mi hijo crea que somos diferentes, sino que aprenda que existen distintas familias y que asuma esa diferencia como algo positivo».
«Lo importante es el ejemplo y la educación que reciba, no si se la da un hombre o una mujer»
Hay quien opina que los hijos de madres solteras van a acusar la falta de una figura paterna, una opinión que Arrate no comparte. «Lo importante es el ejemplo y la educación que reciba, no si se la da un hombre o una mujer», aunque reconoce que en su caso nunca se ha sentido juzgada ni criticada por su elección. «Y si fuera así me daría igual; somos felices y estamos muy orgullosos de nuestra familia».
Arrate reconoce que «no es fácil» asumir toda la responsabilidad en la crianza de un hijo, «pero es mayor el deseo de tenerlo que los miedos». El secreto, afirma, está «en creer mucho en uno mismo y en tener calma en los momentos difíciles». Buena parte del apoyo y la seguridad lo ha encontrado en la Asociación de Madres Solteras por Elección, donde ha conocido experiencias en las que verse reflejada y donde le ayudaron desde el momento en el que decidió ser madre. «Informarme bien de todo el proceso y de lo que suponía esta elección me parecía importante», asegura Arrate, quien acude a las quedadas que organiza la asociación con otras madres solteras para que su hijo «se identifique con otras familias como la nuestra».
La conciliación
Como en muchos hogares, la conciliación es uno de los temas que más preocupan a esta guipuzcoana, más cuando en su caso el reparto del trabajo entre la pareja no existe. Desde que nació Enaitz, que ahora tiene 21 meses, pidió una reducción de jornada. «Quiero criarle, educarle y encargarme de él», afirma. La empresa en la que trabaja no le puso ningún impedimento, «aunque conozco mujeres a las que les ha costado un despido, y es lamentable», reconoce.
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