Plaza de Gipuzkoa

Sermones

Guille Viglione

San Sebastián

Sábado, 22 de noviembre 2025, 07:14

Esta historia apócrifa sucede durante una sobremesa en la terraza de un hotel de Nairobi. Frente a frente, un diplomático africano y uno anglosajón comparten charla y café. La conversación, como es habitual en estos tiempos, derivó hacia los chinos.

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Explícame, preguntó el occidental, con esa leve superioridad que otorga un pasado colonial, «¿por qué habéis dejado de cooperar con nosotros para hacer tratos con los chinos?».

El diplomático africano, sonrió levemente antes de responder: «Cada vez que nos visita un país occidental recibimos un sermón. Cada vez que nos visita China conseguimos un hospital». El diplomático occidental removió el café, como quien intenta encontrar un argumento en el fondo de la taza. «Pero, ¿os habéis preguntado qué exigirán a cambio de esa inversión? Nadie regala un hospital». El africano contestó con ironía: «¿Ves?, otro sermón».

Anécdotas aparte, creo que la política no conecta con los ciudadanos porque parte de una premisa equivocada. Muchos políticos intentan educarnos cuando lo que esperamos es ser escuchados. El paternalismo político se envuelve en palabras como si su labor fuera instruir, corregir o moralizar. Pero el ciudadano actual no busca profesores, sino representantes. No espera lecciones, sino soluciones.

La política conecta cuando escucha y propone, cuando intercambia razones y no reproches. Cuando se baja del púlpito y dialoga. En definitiva, cuando respeta la inteligencia de la gente para la que trabaja.

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