EI embalse del Añarbe, este lunes por la mañana. José Mari López

El Añarbe salva sin daños la gota fría

La presa del Añarbe se encuentra al 94% de su capacidad y no ha sufrido afecciones en el canal de abastecimiento tras las lluvias torrenciales registradas el sábado

Martes, 23 de mayo 2023, 02:00

3,3 metros. Es el nivel que el río Urumea habría alcanzado este sábado de no existir la presa del Añarbe. Esta infraestructura, que permite el abastecimiento de agua de Donostialdea, ayuda a regular, en parte, el caudal del río Urumea. Las lluvias torrenciales que descargó el cielo el sábado en algunos puntos de Gipuzkoa pulverizaron todos los récords, como el que se produjo en el embalse del Añarbe –244 litros en tres horas– y elevaron el nivel del Urumea hasta los 2,83 metros de altura. A pesar de ello, el embalse del Añarbe y el canal de abastecimiento han salvado sin daños este episodio de gota fría, tal y como comprobaron ayer los técnicos. «Se ha revisado y está todo correcto».

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La tromba llegó de manera imprevista, lo que «no permitió hacer la gestión habitual de la presa con los desembalses preventivos que solemos llevar a cabo. De hecho, la presa estaba cerrada», aunque al haber sido lluvias «localizadas en un área muy pequeña y limitada, el nivel del embalse no subió tanto», explica el director gerente de Aguas del Añarbe, José Ángel Ercilla.

El funcionamiento de la presa del Añarbe –que permite retener el agua de la cuenca de este afluente, aunque no del resto de afluentes del Urumea– se gestiona fundamentalmente en base a las previsiones meteorológicas que emite la agencia vasca de meteorología Euskalmet, además de tenerse en cuenta la época del año y el nivel en el que se encuentra el embalse (actualmente al 93,4%). Si en los próximos días se prevén situaciones de aviso por lluvias, se lleva a cabo una fase de «desembalses preventivos para hacer hueco a esas lluvias que están por venir y aguantar toda esa agua que trae el Añarbe», comenta Ercilla.

Cuando llegan las precipitaciones previstas se produce el cierre de las compuertas de la presa, que retienen el agua para «ahorrársela» al río Urumea en esos momentos críticos de crecida, lo que puede evitar inundaciones, o bien reducir el impacto de la avenida (bajada de las aguas) en la parte baja del cauce. El sábado pasado, cuando llegaron de golpe las lluvias torrenciales a puntos tan determinados de Gipuzkoa, la presa se encontraba al 94% de su capacidad y «al haberse concentrado las precipitaciones en un punto muy concreto, el llenado tan solo aumentó 3 puntos. Si por el contrario la lluvia hubiera afectado a un área mayor y por igual intensidad, el nivel del embalse habría subido aún más».

Ercilla explica a través de un gráfico el momento en el que comenzó a llover. «Fue hacia las 5 de la mañana y empezó a subir el nivel del río. En Ereñozu es donde habitualmente medimos los niveles del río para gestionar las actuaciones en la presa. Subió a cota 2 metros –se considera ya alerta naranja–, cuando se empieza a inundar el campo de rugby en Hernani. Nosotros siempre cerramos antes de que el Urumea llegue a cotas de inundación y a partir de ese momento paramos todo el agua que trae el río Añarbe en el embalse. Porque nosotros influimos sobre una pequeña parte de toda la cuenca del Urumea –las aportaciones de la cuenca del río Añarbe representan el 23% del caudal total del Urumea–. Esta vez el caudal retenido fue de 50m3 por segundo», señala el director gerente de Aguas del Añarbe. Esta contención de semejante masa de agua permitió que el río no se desbordara hasta los 3,3 metros de altura. «Lo redujimos en medio metro».

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La anterior máxima de lluvias registradas en el Añarbe es del 6 de noviembre de 2011, según datos del embalse. Entonces el nivel del Urumea llegó hasta los 3,85 metros de máxima; la presa evitó que rozara los 5,27 metros. Cuando el nivel del río ha bajado y «tenemos la seguridad de que nuestro desembalse no va a afectar a ninguna zona aguas abajo, se inicia un desembalse del agua retenida. La presa dispone de varios desagües capaces de desembalsar cerca de 60.000 litros por segundo», explica. «Vaciamos de forma controlada y la soltamos cuando el nivel del río está bajo. Ahora estamos desembalsando 2.500 litros por segundo, pero el sábado a mediodía iniciamos un desembalse paulatino de 23.000 litros por segundo», con el objetivo de alcanzar el equilibrio entre los caudales de entrada y de salida.

La cuenca del Urumea suma 279 kilómetros cuadrados. El principal afluente es el río Añarbe, que tiene su propia cuenca de 64 kilómetros cuadrados y que, por tanto, supone «solo» el 23% de toda la cuenca del Urumea. No obstante, Ercilla aclara que puede suponer «un tercio del caudal total aproximadamente», ya que «en esta zona es donde más llueve de todo el Estado». En Artiku-tza se recogen 2.500 litros por metro cuadrado de media al año, en Añarbe 2.066 y en Donostia 1.500.

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