Las tres rutas más fotogénicas del otoño en Gipuzkoa

Hayedos, robles y arces sacan los colores a los bosques de nuestro entorno más próximo estos días, que se visten con las mejores galas para deleite de los amantes de la naturaleza y también de la fotografía

Izania Ollo y Mikel Madinabeitia

San Sebastián

Jueves, 26 de octubre 2023, 06:40

«El otoño es una segunda primavera donde cada hoja es una flor». Mario Camus lo sabía bien y también muchos guipuzcoanos. Porque el otoño es la estación favorita para muchos amantes de la naturaleza y la fotografía. La explosión cromática de los árboles, desde el amarillo hasta el rojo pasando por el verde de los ejemplares de hoja perenne, provoca un deleite visual y es todo un regalo para los aficionados a la fotografía. Si el clima acompaña, además, con ese 'veroño' que se suele instalar en Euskadi por estas fechas, se pueden completar rutas muy agradecidas. Aquí les proponemos tres, que recorren los entornos de Artikutza, Aralar y Aizkorri. Tres caramelos. Tres golosinas para contemplar cómo la naturaleza se ahorra toda la belleza para la gran traca final.

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Pero antes de salir a la calle, mejor escuchar a las voces autorizadas. Expertos como el eibarrés Fernando Martínez, gran aficionado a la fotografía, un hobby «muy fuerte» que le ha proporcionado «muchas satisfacciones». A pesar de que Navarra y el Pirineo oscense son sus rincones predilectos para disfrutar del otoño, también en Gipuzkoa «hay hayas y robles». Dos de sus ejemplares favoritos junto a los arces, que son como «fuego rojo» debido a la intensidad de su color. Y no duda en afirmar, por cierto, que el otoño es su estación «favorita», la más fotogénica, por su «variedad de colores».

Martínez suele llevar una cámara réflex y un trípode, aunque dice que con los móviles de hoy en día también se pueden sacar unas imágenes más que aceptables. «Con la aplicación Google Lens, además, puedes identificar al instante los árboles, las flores...», agrega. Él saca, por ejemplo, una foto a un árbol en formato RAW, sin comprimir o procesar, «que pesa unos 30 o 35 megas, y de ahí entresaco otras veinte en casa con los programas de edición».

¿Y qué hay del esfuerzo físico o de la distancia que hay que recorrer? Martínez contesta que «no hace falta irse lejos ni andar veinte kilómetros. Además de los árboles hacia arriba, es importante también mirar al suelo, porque puedes sacar chispas a la hojarasca. Y si ha llovido recientemente, salen fotos muy bonitas con las gotas de agua sobre las hojas. Y hay que aprovechar las nieblas, jugar con las luces y las sombras, y mirar arroyos y charcas».

También recomienda hacer contrapicados, de abajo hacia arriba, aprovechando la altura de los árboles, algunos de los cuales se estiran casi hasta el infinito para atraer la luz solar. ¿Y qué puede decir sobre la luz? ¿Siempre debe estar el sol por detrás? «No tiene por qué. Las fotos a contraluz quedan muy bien también. ¿Cómo hacerlas?

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Finalmente, Martínez subraya que en los entornos urbanos también hay oportunidad de saborear el colorido otoñal. «En San Sebastián, por ejemplo, hay dos lugares muy recomendables. Uno es el parque de Aiete y el otro, el de Cristina Enea. Aquí, en concreto, hay dos arbustos al lado del estanque de los cisnes que cogen un color rojo y amarillo muy intensos».

Una vez recogida la teoría, es hora de salir a la calle. Nos esperan Artikutza, Aralar y Aizkorri. Llega el otoño. Llega el momento de disfrutar.

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Artikutza es una de las joyas naturales que tenemos a nuestra disposición. Esta ruta de poco más de 10 kilómetros permite disfrutar del bosque en todo su esplendor, donde destacan las hayas trasmochas pero también los robles, castaños, abetos y alerces. El itinerario parte de la Casa del Guarda (Eskas) y tiene un trazado circular. Además de disfrutar de los colores del otoño, el camino pasa por el embalse y el poblado de Artikutza. En este caso, aunque la ruta parte desde Gipuzkoa penetra en territorio navarro, en el término municipal de Goizueta, aunque también rodea el poblado de Artikutza, propiedad del ayuntamiento de Donostia. Es, en cualquier caso, un bosque muy accesible para los guipuzcoanos, a menos de media hora de Errenteria.

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La sierra de Aralar también es otro rincón donde podremos ver cómo la naturaleza muda de piel en estos días tan señalados. Esta ruta que nace en el alto de Lizarrusti, accesible desde Ataun, es perfecta para hacerla en familia, porque presenta un desnivel muy cómodo y también tiene el añadido de darle la vuelta a un embalse muy bonito, el de Lareo, rodeado de hayas y alerces.

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Finalmente, la sierra de Aizkorri es otro de los macizos muy frecuentados por los montañeros. Aquí también hay múltiples opciones para disfrutar de una ruta otoñal. La que se ha elegido parte desde el santuario de Arantzazu y llega hasta las campas de Urbia, donde se puede tomar un tentempié. Lo más interesante es que se trata de un recorrido circular. Así, un camino es el normal, el que avanza por la pista. Y el otro, el verdaderamente atractivo, es por el bosque de Iturrigorri, donde se puede disfrutar de una amplia paleta de colores.

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Créditos

  • En este reportaje ha colaborado Javier Loidi, catedrático de Botánica de la UPV/EHU y director del Arboretum.

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