Caballos

De la cueva de Ekain al hipódromo

Aristócratas y miembros de las clases adineradas que huían de la I Guerra Mundial introdujeron las carreras en Gipuzkoa

Domingo, 23 de noviembre 2025, 01:00

Las carreras de caballos en Donostia son un acontecimiento popular, lejos del elitismo de otras plazas. Peio Urtasun, durante más de una década gerente del hipódromo, considera que «las pottokas debieron de dejar alguna genética en el hombre vasco para que cuando en el siglo XIX llegaron las carreras se recibieran con tanto gusto. Tenemos un santuario rupestre, la cueva de Ekain, donde hace 12.000 años alguien pintó el 'Gran panel de caballos', que para los amantes de estos animales quiere decir algo».

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El hipódromo fue inaugurado el 2 de julio de 1916 y «estuvo relacionado con el asentamiento de la corte en la ciudad después del incendio de 1813, la reconstrucción y el final de las guerras carlistas. Llegan reyes, aristócratas y gobiernos y traen sus juegos. Empiezan los casinos». Con el estallido de la I Guerra Mundial, los aficionados europeos huyen de las trincheras y cruzan al sur de los Pirineos. Traen sus caballos y surge la idea de un hipódromo. El primero, el de 'Los Juncales', en el Antiguo, dura poco y «en 1916 Alfonso XIII acuerda con el Ayuntamiento construir uno nuevo, en su ubicación actual. A pico y pala, en menos de un año está hecho», destaca Urtasun.

Desde el principio genera expectación y con los años irán surgiendo figuras, como Claudio Carudel y sus grandes duelos con Román Martín, o el oiartzuarra Ioritz Mendizabal». Hoy el hipódromo es una empresa de gestión moderna, con sinergias con los circuitos del mundo entero, las últimas tecnologías y una apuesta por que ir a los caballos sea un plan familiar, con las carreras en el centro, como siempre desde hace más de un siglo.

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