A la espera de volver a repartir millones
Las administraciones de lotería que más premios han otorgado en Gipuzkoa quieren volver a repetir mañana y cantar el 'El Gordo' para compensar un año aciago
Ninguno de los tres protagonistas de este reportaje han dudado ni un segundo aquel número que salió premiado en un sorteo de Navidad en una ... ocasión. Y eso que en uno de los casos ya han transcurrido 18 años. Pasen los lustros que pasen, reconocen que «la ilusión» y la «alegría» fue tal que hace imposible olvidar aquel momento. «Entregar un premio es la forma de poder cerrar el círculo en nuestro trabajo», coinciden. Las administraciones de Gipuzkoa que más millones han repartido quieren volver a repetir mañana y contagiarse de esa alegría desbocada cuando se canta 'El Gordo' cada 22 de diciembre.
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Leire Garai, de la administración lotera situada en la avenida de Álava, 14, en Arrasate, estaba con su familia celebrando Santo Tomás, «porque en Arrasate lo celebramos el 22, y de repente nos llamaron y nos dijeron que había tocado nuestro número. No nos lo podíamos creer», exclama.
Aquel premio fue el de mayor cuantía que se ha dado en Gipuzkoa un 22 de diciembre, según indican desde la delegación comercial de Loterías y Apuestas del Estado. Fue en 2013, y el premio repartió nada más y nada menos que 172 millones de euros. «El teléfono no paraba de sonar y venía gente todo el rato». Aquel 62.246 tocó además en un momento muy significativo para Arrasate, «porque coincidió con el cierre de Fagor. El pueblo estaba en plena crisis, y fue un año en el que a la gente se le veía muy decaída, así que no pudo haber caído en un año mejor», recuerda Leire, quien señala que fue además «un premio muy repartido, porque teníamos tanto décimos como participaciones».
Entre las curiosidades que quedan eclipsadas por esa lluvia de millones está la historia de una vecina que compró varios décimos y los perdió. «Así que volvió a por más, pero terminó encontrando los extraviados». Todos eran del número ganador.
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Cuenta que su familia «no tuvo la suerte de comprar», pero confiesa que «solo con haber repartido el Gordo en una ocasión, es más que suficiente», y con esa ilusión sigue trabajando. «Nuestro número está en el bombo. A ver si este año volvemos a tener la misma suerte».
En el segundo puesto de ese ranking de mayores premios en la Lotería de Navidad figura la administración de la calle Nueva, 60 de Villabona. Fue otro primer premio valorado en 126 millones de euros, «21.000 millones de pesetas», corrige Mónica Roteta.
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El número premiado fue el 21.856. «Era bonito, de los que te entran a la vista. Ni alto ni bajo, sin cifras repetidas, terminado en 6...». Al igual que el de Arrasate, este también estuvo muy repartido. «En Lasarte habían comprado muchas participaciones. En Betelu, Leiza... En Villabona también, pero menos».
Era 1998 y Mónica trabajaba en la administración con su madre, que entonces era la titular. Estaba escuchando la radio y en cuanto los niños de San Ildefonso cantaron aquel número, «me puse a gritar: '¡Ama, que es el nuestro!'. Y mi madre solo me decía que no dijera tonterías, no me creía». Y de pronto, «empezaron a aparecer los medios, la gente... Se volcó todo el pueblo. Fue una locura de día», recuerda aún emocionada.
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En su caso tampoco tuvo la suerte de comprar el número agraciado, «pero no te creas que no lo he pensado veces, porque unos días antes anduve con 17 décimos en el bolsillo. Si llego a saber...».
Aquel golpe de suerte puso su establecimiento en el circuito de aquellos que los supersticiosos deben visitar. De hecho, desde entonces, «cada año viene una mujer desde Hendaia a comprarnos lotería. A ver si volvemos a tener la misma suerte, que este año hace un poco de falta».
Un regalo 'Gordo'
Jaime Ortega, administrador de la lotería de la calle Urbieta 52, de Donostia, regaló en 2007 a dos amigos dos décimos de aquel 76.623. «Se ha normalizado tanto regalar lotería que a veces uno no es consciente de lo que supone, pero resulta que les regalé 40.000 euros. Eso sí que fue un regalo de Navidad», exclama.
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Aquel año entregó un cuarto premio, o lo que es lo mismo, 11,8 millones de euros. Y no esconde que lo suyo fue un golpe de suerte con todas sus letras. La anécdota curiosa de Jaime es que su establecimiento está «abonado al número 86.623, pero en aquella época, en la Lotería de Navidad, acababan en el 84.000. Como no estaba en el sorteo, me mandaron el 76.623, y fue el que tocó».
Jaime tenía encendida una tele pequeña que tenía en la administración y a los pocos minutos de que saliera el número «me empezó a llamar todo el mundo, venía gente con champán... Fue una locura. Cuando no lo has vivido nunca no esperas que alcance semejante magnitud, pero es una pasada», recuerda con alegría.
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Los días previos al 22 son un no parar. «Al que se le ha olvidado comprar, al que le faltaba un décimo para regalar a no sé quién... Menuda inversión si das con el décimo premiado», subraya. Para Jaime, repartir tantos millones es «alegría tremenda», porque supone «la culminación de tu trabajo. Y este año, más aún, con toda la gente que lo está pasando mal, que a través de tu trabajo puedas darles una alegría de estas características, es una emoción tremenda».
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