Proyecto Hombre detecta un aumento de mujeres guipuzcoanas que beben en casa a escondidas
El programa alcohol residencial 'Itxaro' cumple diez años en los que ha atendido a medio millar de familias
DV
Jueves, 15 de noviembre 2018, 16:43
El programa alcohol residencial 'Itxaro' de Proyecto Hombre Gipuzkoa, el único existente en Euskadi de estas características, ha atendido a 192 personas en sus diez años de trabajo, de las cuales 127 eran hombres y 65 mujeres. La edad media de los atendidos es de 54 años y se ha detectado un aumento de mujeres, en muchos casos divorciadas, con relaciones sociales deterioradas y que beben en casa en soledad.
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La directora de programas de Fundación Izan, Izaskun Sasieta, el director del Programa Alcohol, Iñaki Izquierdo, y los terapeutas Esteban Pérez y Vanessa Barquilla han ofrecido una rueda de prensa en San Sebastián en la que han hecho balance de este programa, que se inició en 2004 en fase ambulatoria y en 2008 en fase residencial. El modelo residencial 'Itxaro' es un programa de atención integral que, entre otras cuestiones, busca mejorar la calidad de vida de los atendidos en el plano laboral, familiar, social y personal y ofrece servicios médico-psiquiátrico, logoterapia para familias, jurídico-penitenciario y de formación básica.
En estos diez años de camino, los responsables de 'Itxaro' han detectado un aumento de mujeres atendidas, las cuales suelen beber «a escondidas, en casa, y en soledad» y usan el alcohol como antidepresivo, según ha explicado Vanessa Barquilla. La terapeuta ha detallado que suelen ser mujeres de clase media, con estudios y trabajo pero con «una estructura familiar deteriorada, relaciones rotas a nivel de pareja, o afectadas por el 'nido vacío' cuando sus hijos se han emancipado».
El programa ha atendido a 528 familias en estos diez años, las cuales «llegan con mucha carga de sufrimiento, porque uno bebe pero el problema es de todos». En ese sentido, han señalado que normalmente es el familiar el que se da cuenta de que existe un problema con el alcohol pero «lo difícil es que se dé cuenta la propia persona porque hay una negación« y éstas suelen tener que »tocar fondo con una consecuencia grave« para ser conscientes de ello.
«La detección de que existe un problema con el alcohol es difícil y por ello suele prolongarse el hecho de ponerle solución. Normalmente es la familia la que intenta traer al programa a la persona afectada, en muchas ocasiones los hijos«, ha afirmado Sasieta, quien ha incidido en que el de la bebida »es también un problema social, pero la gente no se da cuenta hasta que le toca de cerca«.
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La duración del programa es de alrededor de dos años, ya que consta de tres fases entre las que están la de residencia, «fundamental» a juicio de los terapeutas, y otra se reinserción. No obstante, han explicado que no todo el mundo pasa por la fase residencial ya que depende de «las circunstancias, la motivación de la persona y el entorno». La residencia se lleva a cabo en el centro con el que cuenta Proyecto Hombre en Hernani con 11 plazas financiadas, ampliables a 18.
Problemas sociales y familiares
Los participantes en el programa proceden de diferentes localidades de Gipuzkoa y la edad media es de 54 años, tanto en hombres como en mujeres. En general, algo más de la mitad se encuentra en situación de desempleo (52,5%), y casi la mitad vive solo o con familia de origen (padre/hermanos).
En cuanto al estado civil, la mayoría de los hombres están solteros, mientras que gran parte de las mujeres están casadas (26,8%) o divorciadas (25%). Las personas que participan en este programa, además, suelen tener un historial de consumo de alcohol, problemas de soledad y en las relaciones sociales y familiares e incluso judiciales (accidentes de tráfico, órdenes de alejamiento) y en ocasiones enfermedades físicas.
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