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Los protagonistas del reportaje, junto a otros alumnos y monitores, a las puertas de Maizpide Barnetegia. LOBO ALTUNA
Día Internacional del Euskera

«Sin paciencia no aprendes euskera»

En el Día Internacional del Euskera, DV comparte una tarde con siete alumnos del barnetegi de Lazkao que buscan «ganar soltura» para «ayudar a nuestros hijos»

JON AGIRRE

Sábado, 3 de diciembre 2022, 07:10

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Los últimos informes señalan que la presencia del euskera en las calles se mantiene en cifras similares en los cuatro últimos años, aunque denotan una disminución del uso en los municipios más euskaldunes. Una tendencia que es más alta según avanza la edad. Por eso, para grupos como el de los siete alumnos del barnetegi de Lazkao «tener espacios así» en los que poder usar el euskera «es fundamental», ya que les ayuda a practicar y «seguir mejorando día a día». El sentir es unánime entre Sara Porras, Marta Martín, Santi San Martín, Jennifer Otano, Emilio Olaso, Julian Miguel Cortés, Amaia Marcos y Niurmys Martínez, siete de los alumnos de Maizpide Barnetegia de Lazkao que se han apuntado a una de las dos clases específicas dirigidas a padres, madres, abuelos y abuelas de la localidad. Su grupo nació en octubre, llevan apenas dos meses pero están «muy contentos» con todo lo que están aprendiendo.

Los perfiles son distintos, pero todos buscan «ganar soltura a la hora de hablar» en euskera y desenvolverse mejor en su día a día en Lazkao. Algunos lo han aprendido desde cero y otros buscan retomar un idioma que aprendieron de pequeños pero luego no han usado. Es el caso de Jennifer Otano, que nació en Pamplona y vino a Lazkao hace tres meses. «Yo estudié en la ikastola, pero allí hacía toda mi vida en castellano. Con las madres de la clase de mi hija empezábamos en euskera, pero terminábamos en castellano. Era difícil». Ahora su vida ha cambiado radicalmente y habla en euskera de la mañana a la noche. «Y si no sé decir algo en euskera, lo digo en castellano y sigo», admite.

Otros como Julián Miguel Cortés y Sara Porras buscan «ganar soltura» y aprender «más gramática». El primero es natural de Lazkao, pero estudió en el modelo A «con solo una hora de una asignatura en euskera», y en su entorno primó el castellano. «Con el tiempo empecé a hablar en euskera con mi mujer, vergüenza no tengo y me he ido abriendo con los amigos y los que me rodean, pero cometo un montón de errores». Porras se mudó a Lazkao hace quince años y es su segunda etapa en Maizpide. «Vine a aprender euskera cuando me quedé embarazada de mi primera hija, ahora tengo tres y he venido a practicar». Casi vive en euskera, pero quiere fluidez y gramática «para hablar en euskera con mi marido y su kuadrila».

Un factor que une a todos los alumnos es el interés por conocer mejor el idioma e integrarse mejor. Además, al tener hijos e hijas –o nietos y nietas– necesitan el idioma para poder ayudarles en el día a día. Algunos para echarles una mano con los trabajos, como narra Niurmys Martínez.«Tengo una hija de diez años y para ayudarla cada vez es más difícil. Por eso es importante venir aquí y tener las cosas claras. Me será más fácil con lo aprendido aquí, también para hablar con la gente en la calle e integrarme en Lazkao. Si sabes euskera, mucho mejor». Otros buscan mejorar para leerles un cuento a sus nietos. «Llegaremos a eso, poco a poco. Hay que tener voluntad y paciencia, 'lanean jo eta ke'», explica Amia Marcos.

«Tengo una hija de diez años y para ayudarla cada vez es más difícil, aquí aprendo mucho y me ayuda en mi trabajo»

Niurmys Martínez

Es lo que les impulsó a todos a apuntarse a la iniciativa del Ayuntamiento de Lazkao, San Benito Ikastola y Maizpide para ayudar al entorno de los alumnos a aprender euskera después de que un análisis de Soziolinguistika Klusterra aflorara en la pasada legislatura «un descenso en el uso del euskera». Desde la propia ikastola también lo habían percibido, por lo que una vez tuvieron ambos diagnósticos sobre la mesa se pusieron manos a la obra. En mayo de 2022 lanzaron un programa piloto que duró dos meses para alumnos que partían de cero y la buena acogida animó a dar continuidad al proyecto. «En junio nos preguntaron cuándo iba a comenzar, así que volvimos a reunirnos para realizar otra convocatoria». En este segundo caso han organizado dos grupos. El primero, el de los alumnos de nivel más bajo, se reúne tres días a la semana con clases de tres horas. El segundo, que nació con la misma filosofía y también está dirigido al entorno de los alumnos, tiene cuatro clases a la semana, cada una de hora y media de duración.

«Lazkao anima a estudiar»

Vivir en un pueblo como Lazkao, «que es euskaldun y donde el euskera tiene un peso especial» también ha sido un aliciente para Otano. «Me animó a empezar de nuevo. Quería volver a coger la costumbre, hablar en euskera con mi pareja y sus amigos». En ese afán, ha variado sus costumbres y ahora «vivo en euskera, de la mañana a la noche, las 24 horas». Empezó en casa, con los más cercanos, y poco a poco ha ido extendiendo el hábito. Ahora se fija como meta usarlo con los menos conocidos. «En las tiendas me cuesta algo más porque no sé alguna palabra, pero lo intento», asegura.

«Hablo en euskera conmi mujer, pero cometoun montón de errores. Busco ganar soltura y aprender gramática»

Julian Miguel Cortés

«Digo que soy 'belarriprest', a veces cometo errores, pero la gente está muy dispuesta a hablar más despacio si hace falta»

Amaia Marcos

Ese último cambio, afirman Amaia Marcos y Niurmys Martínez, es el que más les cuesta porque hay costumbres adquiridas que son más difíciles de variar. La primera ha apostado por «decir que soy 'belarriprest' cuando entro en tiendas o en el banco» para propiciar que la conversación sea en euskera. «Luego a veces cometo errores, pero la gente es muy maja y está muy dispuesta a hablar más despacio o a repetir alguna palabra si hace falta», añade con humor.

Martínez, que vino de Cuba hace 18 años, trabaja de cara al público y nota que cuando entran en su local primero le hablan en castellano. «No importa si tengo la chapa puesta, pero yo insisto y estoy segura que poco a poco lo conseguiremos», señala incidiendo en lo difícil que es para todos variar las costumbres e inercias. Ambas, eso sí, destacan que notan que «a la gente le gusta que los que venimos de fuera aprendamos euskera».

Impulso del Euskaraldia

Iniciativas como Euskaraldia pueden servir para «motivarte», en opinión de Santi San Martín. «Es un plazo corto que puede ser el pistoletazo de salida para cambiar algunos hábitos», entre los que menciona, por ejemplo, hacer la compra. Pequeños pasos en euskera que después de dos semanas se convierten en dinámica y pueden servir para crear una especie de 'arigune' -espacios que en empresas o asociaciones garantizan la opción de hablar en euskera- que vaya más allá del Euskaraldia. En el caso de San Martín, ha sido el primer ejercicio en el que ha participado. «Soy navarro y allí la situación es muy diferente. El idioma del día a día es el castellano, es verdad que cada vez más gente sabe euskera, pero cambiar de hábitos es más difícil». Contento con las clases, le animan a que en el próximo sea 'Ahobizi'.

«Euskaraldia puede servir para motivarte, es un plazo corto de tiempo que puede ayudar cambiar algunos hábitos en el día a día»

Santi San Martín

«Yo estudié en la ikastola, pero después he hechomi vida en castellano. Ahora vivo las 24 horasen euskera»

Jennifer Otano

Eso si, tiene claro que es mejor tener paciencia, palabra repetida por varios de ellos. Para algunos los inicios no fueron fáciles, como recuerda entre carcajadas Niurmys Martínez. «Salí muy triste de mi primera clase, no entendí casi nada y al llegar a casa le dije a mi marido que no iba a volver. Para tirar la toalla». A su parecer esa es una de las causas para que mucha gente no se anime.

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