La odisea de Mari Paz: «Me ha pillado la huelga en Euskotren, en Dbus y en el Hospital»

El parón se ha notado desde primera hora de la mañana, especialmente en el transporte, donde se han fijado unos servicios mínimos del 30%. En la estación de Euskotren de Easo en San Sebastián, que recibe mucho movimiento a diario, una persona se encargaba desde las siete y media de la mañana de informar a los usuarios de que el tren pasará con una frecuencia de una hora. «Se acumulan cuatro trenes en uno y de donde más gente viene es de Matiko (Bilbao) y Zumaia», confesaba un empleado de la estación ferroviaria. En la estación se encontraba Laura Arresti, que confesaba que la huelga le ha «pillado de sopetón», aunque confiaba en llegar 15 minutos antes porque había salido «con mucha antelación» de casa.

El autobús 28 que se dirige a Hospitales, uno de los más solicitados de Dbus, pasaba «abarrotado» sobre las ocho y cuarto de la mañana en la avenida Sancho el Sabio, con un cartel que ponía completo. Itziar, una pasajera, sabía que hoy el servicio iba a estar afectado por la huelga, pero señalaba que no le ha afectado especialmente: «En lugar de esperar cinco minutos, he esperado diez».

Unos metros más adelante, una manifestación de representantes de varios sindicatos paralizaba el tráfico en el paseo de la ría, una de las protestas de las centrales que piden con la huelga de hoy mejoras laborales. Sonia Aldabe, profesora de religión y representante de Comisiones Obreras decía que la mayoría de los sindicatos «estamos aquí, nos hemos juntado para hacer saber a la ciudadanía y al Gobierno Vasco que necesitamos mejorar nuestras condiciones. Los servicios están saturados, hay menos profesionales trabajando y estos trabajan más horas. Así no podemos dar los servicios que la ciudadanía se merece».

«Los padres que estamos aquí, estamos porque no tenemos otra opción», decía Alejandra Tello, a las puertas del colegio Amara Berri de Morlans. Alejandra ha llevado a su hijo a clase a pesar de la huelga porque «no tengo con quién dejarlo en casa y tengo que ir a trabajar». Eso sí, ha notado que al centro «han venido muy pocos niños, he visto solamente a dos compañeros de su clase», decía preocupada porque luego también tenía que coger el topo.

Y a dos pasos del colegio Amara Berri, en el ambulatorio del mismo barrio había pacientes afectados que protestaban porque no tenían a su médico disponible y les habían dicho que volvieran otro día. «Yo tenía una ecografía de próstata programada para hoy, no sabía lo de la huelga y ahora me tengo que ir a casa», explicaba un afectado que prefería no decir su nombre. En cambio, a Gelo Joga los paros no le han afectado. «Mi médico estaba y no he tenido problema, pero hay médicos que no están. He visto pacientes a los que les han tenido que cambiar de médico o que se han tenido que ir a casa. Además de que se nota que hay huelga porque hay bastantes panfletos en el suelo», explicaba.

En el Hospital Donostia llamaba la atención la cola que registraban las paradas de autobuses. En la entrada han colocado un cartel que informa sobre la huelga y que el servicio puede verse afectado. Allí se encontraba Luis Quintero, que llevaba tres meses esperando por una ecografía en su centro de salud habitual y que se ha enterado allí mismo de que la prueba había sido cancelada por la huelga. Ahora había subido al Hospital de Donostia porque «tenía que venir a por unos documentos de mi historial clinico, pero ha sido todo un lío y me han tenido mucho tiempo esperando», decía indignado.