El ocio nocturno aprovecha el resquicio que le dejan los jueces vascos y abrirá más horas este fin de semana

La pregunta era casi obligada. ¿A quién debe rendir cuentas un hostelero en este caso? Hasta que la decisión del Gobierno central junto a los autonómicos se materialice en una figura legal –en próximos días– quedan sin efecto las restricciones horarias en Euskadi. La situación de emergencia sanitaria que el Ejecutivo vasco declarará el lunes dará cobertura al nuevo cierre de la vida nocturna.

Por eso, este fin de semana, muchos hosteleros aprovecharán lo que puedan el resquicio legal de los jueces vascos. Ayer y hoy, de momento, los pubs podrán cerrar a las 3 de la mañana y las discotecas tendrán la opción de hacerlo a las 5, aunque sin pista de baile. El TSJPV considera «proporcionado» que estos locales sigan con mesas dispuestas en la pista para garantizar la distancia de seguridad y evitar que se «mezclen grupos», por mucho que esta medida «desnaturalice» –es el término que utilizó el sector– el propio espacio.

En una semana en la que la justicia de Aragón había fallado a favor de la hostelería, y la gallega le ha dado la razón a la Xunta, el veredicto en Euskadi resultaba imprevisible. Pero el TSJPV ha considerado, finalmente, «proporcionado» y «razonable» el recurso contencioso-administrativo realizado por el sector.

Entre los argumentos esgrimidos figura que la restricción en el horario de estos establecimientos no está debidamente justificada, y que los tres brotes registrados en Euskadi en estos locales –dos en discotecas y uno en un pub– «no representan un número especialmente significativo».

Menos aún, si se tiene en cuenta el listado que incluyó el Departamento vasco de Salud en sus alegaciones, en el que se especifican los focos surgidos entre el 12 de mayo y el 24 de julio en distintas instalaciones de Euskadi, como «residencias de mayores, hospitales, empresas, temporeros, centro de día, una cooperativa, un curso, un gimnasio...», entre otros.

El auto da por bueno, en cambio, el argumento del Gobierno Vasco respecto a que «la mala situación económica del sector no deriva sólo de la Orden impugnada, sino de las medidas adoptadas durante el estado de alarma». No obstante, entiende que dicha limitación horaria, que prohíbe trabajar en la franja de mayor productividad para estos locales, «supera con mucho las limitaciones de aforo y la necesidad de distanciamiento que se imponen al resto de actividades hosteleras». Una restricción, continúa, que «pone en peligro el trabajo de 4.000 personas» en el conjunto de Euskadi, 1.500 de ellas en Gipuzkoa.

«Defender el derecho a la Salud» es la piedra angular del alegato del Ejecutivo vasco, en el que habla del «mayor relajamiento a avanzadas horas de la noche». Una presunción, dice el auto, de «cierta lógica», pero que no tiene en cuenta que en las discotecas «existe personal de seguridad que tiene la posibilidad de hacer cumplir el resto de normas», como tampoco contempla que si los pubs y discotecas cierran a la una y media, «se solapan con bares y restaurantes». Y este hecho, según planteó el sector, puede llegar a provocar ciertas aglomeraciones en las calles, que podrían evitarse si se permitiera un cierre escalonado.

El secretario general de la entidad guipuzcoana, Kino Martínez, ya avanzó hace días que el cierre temprano estaba teniendo «un efecto demoledor en el sector vasco, con la práctica totalidad de las discotecas cerradas, y los pubs con su actividad reducida en torno a un 75%». Concretamente, el cierre en Gipuzkoa afectaba hasta ahora a 23 de las 31 discotecas existentes. Algunas se permitirán una apertura fugaz este fin de semana, pero el horizonte no es halagüeño.

«Vamos a aprovechar todo lo que podamos hasta que salga anunciado en el BOE. Nosotros por ahora podemos abrir hasta las 5.00 horas, aunque estaremos hasta las 4.00 porque la gente se empieza a desmadrar y preferimos condenar esa hora», comenta Adrián Miranda, responsable de la discoteca GU, sin olvidar que «estamos en una crisis sanitaria». La pista de baile seguirá como hasta ahora, con las mesas en la mitad. «Estaba claro que las medidas se iban a endurecer», dice resignado, al tiempo que lamenta que lleguen nuevas restricciones cuando «está habiendo demanda de clientes».

Poco le ha durado la alegría a Natalia Medina, gerente del pub The Hole. «Hemos pasado de celebrar la noticia de que el tribunal nos daba la razón al estupor y la indignación cuando hemos visto las noticias. Esto es un caos, porque no sabemos cuándo vamos a tener que cerrar. ¿Y si sale la orden del BOE de madrugada, como ha ocurrido otras veces? De todas formas, nosotros abriremos hasta las 3.00 horas y si viene la Ertzaintza a avisarnos de que tenemos que cerrar pues lo haremos», explica Medina, molesta también por cómo se está «criminalizando» a la hostelería.

Danel Salvador, propietario del pub Harpe en Donostia lo tiene claro:«Todo lo que pueda facturar hasta que nos dejen me va a venir muy bien». Su local ha estado cerrado desde que el Gobierno Vasco limitó el ocio nocturno a la 1.30 horas, por lo que «lo que ingrese me servirá para seguir pagando el crédito. Te aseguro que para mi bolsillo no va a ser», dice este hostelero, que critica el desconcierto en el que lleva inmerso el colectivo a raíz de tanto cambio y restricción. «Ya ni sabemos a quién hacer caso. Lo que ha pasado ha sido de traca. No me lo esperaba», lamenta.

El Doka es uno de los establecimientos que ha decidido no abrir, pese a que podría hacerlo hasta nueva orden. «Abrir en estas condiciones es un jaleo. ¿Y si nos mandan cerrar en mitad de la noche? Además, para ganar cuatro duros y jugarnos una multa...», señala uno de los gerentes de este local con licencia de discoteca. Al igual que otros tantos bares y discotecas, lleva dos semanas cerrado y «estamos al límite. ¿Quién nos va a compensar las pérdidas si el juez nos ha dado la razón?». A su vez indica que «si cerrar a la una va a servir para algo, adelante, pero que no den palos de ciego».

«Trabajaremos con mucha prudencia, con un filtro a tope en la puerta después de haber sacado del Erte a nuestro portero, y con el cliente que quiera sentarse a tomar algo con su mascarilla y disfrutando de su copa, pero el que venga excitado no va a entrar», asegura 'Moretti', encargado del Be Club. Se muestra así de tajante por el miedo a «volver atrás». Aún no tiene claro si aguantarán abiertos hasta las 5.00 horas, «no queremos que cuando cierren los bares venga la gente y se corra el riesgo de que se amontonen» y espera que el resto de locales actúen con la misma prudencia.