Fiesta en los jardines de Arbaizenea hace un siglo. Ricardo Martín /Photo Carte
La calle de la memoria

«Fastuosa» fiesta del embajador en Arbaizenea

Año 1925 ·

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Jueves, 11 de septiembre 2025, 07:55

Aunque asociemos el palacete y la finca de Arbaizenea con la casa de Alba, y más concretamente con la inolvidable duquesa Cayetana, ese lugar ha ... vivido más historias.

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Por ejemplo, hace un siglo era utilizado como residencia veraniega por el embajador de los Estados Unidos, Alexander Pollock Moore. Es a aquella etapa hasta la que nos trasladamos hoy, para acudir, siquiera con la imaginación, a la gran fiesta que organizó el embajador en honor de la reina Victoria Eugenia.

«Fue fastuosa», aseguraron en el periódico 'El Pueblo Vasco' el 11 de septiembre de 1925. Describían un ambiente que nos evoca películas como 'El gran Gatsby' o 'Sissi emperatriz'...

«'Arbaicenea' ofrecía un deslumbrador aspecto. La calidad de los concurrentes, la distinción de las damas, el esplendor de las toaletas y las joyas dieron realidad y fantasía más primorosas. El jardín estaba alumbrado con multitud de farolillos».

(Curioso el galicismo 'toaleta', que se usó en el sentido de vestimentas, después como cuarto de baño y no figura en el diccionario de la RAE). Pero volvamos al lujo...

«Dos criados de la Embajada, con magníficos candelabros de plata», recibieron a la reina Victoria Eugenia cuando entró en Arbaizenea, a la «espléndida fiesta» que le ofreció el embajador de los Estados Unidos, mister Moore

«Dos criados de la Embajada, con magníficos candelabros de plata, recibieron a la augusta señora. La Reina vestía elegantísimo traje de tisú de oro y lucía un maravilloso collar de purísimos brillantes. El príncipe de Asturias iba de smoking».

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Grandes de España

Todo lucía con brillo en aquella fiesta septembrina ofrecida por mister Moore a un selecto grupo de personalidades. Como escribieron en 'El Pueblo Vasco', «la fiesta tuvo cierto carácter íntimo. Asistió la grandeza de España, el Cuerpo diplomático y la colonia americana de Biarritz».

Seguro que reaccionarían con alegría ante un pequeño contratiempo...

«Se sirvió una cena exquisita, bailándose después en los jardines de 'Arbaicenea'. A causa de la lluvia continuó la fiesta en el interior de la casa».

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Fuera y dentro, los invitados pudieron disfrutar con la música, unas bailarinas y ¡hasta unos faquires!

«Hubo una interesantísima parte artística a cargo de la notabilísima bailarina Magliani, Harry Pilcer, Berger y dos fakires indios. Actuó el jazz Florida, de Biarritz».

La homenajeada reina Victoria Eugenia abandonó la fiesta discretamente, según contaron: «Doña Victoria Eugenia y su augusto hijo se retiraron temprano a Palacio después de haber bailado varias piezas».

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Fue una velada de aquel gran mundo que se congregaba en San Sebastián. En 'El Pueblo Vasco' la resumían de este modo...

«La espléndida fiesta dada por Mr. Moore terminó muy de madrugada. El embajador y su sobrina Mrs. Martin hicieron amablemente los honores de la casa a sus linajudos invitados, que salieron encantados».

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