1923 | Centenario del España-Francia celebrado en Atocha

Ampliando detalles ya comentados en anteriores «Calles de la Memoria», ayer, hace cien años, «superando todo lo calculado», San Sebastián vivió una jornada cuyo ambiente quedaba reflejado en toda clase de tertulias fueran, o no, protagonizadas por aficionados al foot-ball. Tanto en los veladores de los cafés, en los mercados como en los casuales encuentros callejeros, «todo el mundo» hablaba del gran match deportivo previsto entre las selecciones de España y Francia, el domingo 28 de enero de 1923.

El sábado, día 27, las delegaciones de ambas Federaciones y del Real Unión habían acudido a la Estación de Irún, para recibir a los jugadores franceses con todos los honores y acompañarles hasta San Sebastián, donde les esperaban las autoridades civiles, representantes de la Real Sociedad y de los distintos clubs deportivos de la ciudad.

A los sones de «La Marsellesa», interpretada por la banda de música «Bella Iruchulo», una festiva comitiva se dirigió, desde la Estación, hasta el Restaurante «La Urbana», en la plaza de Guipúzcoa, donde tuvo lugar el almuerzo de confraternidad.

No hubo recibimiento a los integrantes de la selección española «porque cada uno vino por su lado». Acedo y Carmelo, del Bilbao, vinieron desde la capital vizcaína; Ricardo Zamora lo hizo en tren y así sucesivamente.

La mañana del domingo unos y otros se dedicaron a visitar la ciudad en autocar, comieron pronto y a las tres y cuarto ya estaban en Atocha.

El partido comenzó a las tres y media, pero desde dos horas antes la Guardia Civil, los Miqueletes y los Celadores Municipales ya estaban controlando el buen orden pues se preveía que la entrada sería lenta, entre otros motivos, porque a los 15.000 aficionados que se reunieron en Atocha (recaudándose 67.000 pesetas), si eran socios de la Real, además de la entrada se les exigía la tarjeta de «estar al día en el pago de la cuota».

A la hora indicada, luciendo colores azul, blanco y rojo, entraron en el terreno de juego los franceses: Chayrigués, P. Mony, Gamblin (capitán), Joyaux, Hugues, Bonnardel, Dewaquez, Brouzes, Nicelas, Bard y Dubly, quedando como suplentes Mercery y Gourquin.

También lo hicieron, con camisetas rojas y azules, los representantes de la selección española: Acedo, Carmelo, Monjardin, Zabala, Piera, Peña, Meana, Samitier (capitán), Careaga, Vallana y Zamora. Suplentes: Oscar, M. Arrate, Corsino, Amador y Echebeste.

Actuó como árbitro M. Barette, de la Royal Union Belge, y fueron Jueces de línea, Lagardére, de Francia, y Bidagor del Colegio Guipuzcoano y «sus decisiones fueron solemnes y siempre justas».

Hoy, día 29, se comentará que el encuentro no fue tan brillante como se esperaba, quizá porque los tres goles de España (dos de Mojardín y uno de Zabala), frente a ninguno de los franceses, restó emoción al partido, aunque los españoles «merecieron tres «fouts», seis «ofsides» y catorce «outs», chutando un corner, contra los tres «fouts», un «ofside», doce «outs» y un corner de Francia.

Al final, goles aparte, todo quedó en una memorable jornada deportiva que concluyó con recepción en el Círculo Francés, banquete en el Gran Casino y sarao nocturno en los locales de la Real Sociedad.