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Zuriñe y Fátima caminan por un paseo de La Concha cubierto de niebla el pasado viernes en Donostia. FOTOS: LOBO ALTUNA / VÍDEO: VERÓNICA MELO
Unidas por la tragedia

«Nos han matado a nuestros hijos y arruinado la vida»

Las madres de Lukas Agirre, acuchillado de muerte en la Navidad de 2022, y de Santi Coca, que falleció en 2019 tras una paliza, luchan juntas por la justicia y la memoria de sus hijos para que «no vuelva a pasar». En su primera entrevista conjunta, reclaman más apoyo a las familias que afrontan un proceso judicial «demasiado duro y largo»

Domingo, 29 de diciembre 2024, 01:00

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Duele solo imaginarlo, solo escuchar el relato de Fátima Hacine-Bacha, madre de Santi Coca, y Zuriñe Izko, madre de Lukas Agirre. Ambos jóvenes murieron en contextos similares: un trágico final a una noche de fiesta a la salida de un local de ocio en el centro de Donostia. Santi falleció el 28 de abril de 2019, con 17 años, como consecuencia de una grave hemorragia cerebral dos días después de recibir una brutal paliza a la salida de una discoteca. Lukas, de 24 años, fue apuñalado de muerte el día de Navidad de 2022 y «estos días no son nada fáciles. En Navidad fue el día que mataron a Lukas», afirma Zuriñe aún sin querer creérselo. «Este año nos hemos juntado la familia en una casa, hemos estado cuatro días fuera apoyándonos entre nosotros, dándonos cariño y amor, y sobrellevándolo. Deseando que pasen estos días. Cuando tienes una pérdida tan dura como esta te tomarías una pastilla y poder despertar el 10 de enero sería lo ideal, pero no se puede. Y bueno, vas viviendo porque además tienes otros hijos, familia, amigos y tienes que saber llevar la vida poco a poco, ahí vamos. Sigo estando triste, pero he estado muy muy triste. Le echamos mucho de menos. Mi madre, que ahora tiene 95 años, no sabe nada, no se lo dijimos, no le podía hacer esto a mi madre», se sincera esta mujer, vecina de Hernani, junto a Fátima, en la primera entrevista que conceden juntas a un medio de comunicación.

«Parece que en la calle soy muy fuerte, pero luego en casa es durísimo... A veces no sé el sentido de la vida. Porque esto es demasiado»

Fátima Hacine-Bacha

Madre de Santi Coca

Les arrebataron a sus hijos «de la noche a la mañana» y las circunstancias tan traumáticas en las que murieron hace que la pérdida duela aún más. «Sí, porque eso no te lo esperas nunca, no se lo espera nadie. El día que pasó eso y vino la Ertzaintza a buscarme no me decían lo que había pasado, pero yo ya veía que era algo muy gordo. Pensé que habría tenido un accidente de coche, pero cuando me dieron esa noticia...». Lo que vino después fue un abismo de «dolor» y una «tristeza muy profunda». No es «rabia» ni «impotencia», tampoco «odio». «Es tristeza».

Preguntas sin respuesta

Sus hijos fallecieron cuando no les tocaba, cuando aún tenían tanta vida por delante, dejando una herida eterna entre sus familiares y amigos por unos hechos que conmocionaron a una sociedad entera. Evitan preguntarse «por qué». Por qué Santi y por qué Lukas. Por qué así. Por qué ellos. Saben que «no vamos a hallar respuestas». Lo que sí cuestionan es «qué pasa con esta violencia. No, no, no sé. En esta vida venimos a amarnos, a ser amados y amar a los demás y hay personas muy perdidas», lamenta Zuriñe, que se emociona al recordar a su hijo. «Lukas era un chaval... Nunca me dio un problema. Era buen hijo, buen estudiante, trabajador, simpático. Tenía un montón de amigos, mucho sentido del humor y le encantaban los animales. Era muy sensible, creativo y muy mimoso. También muy presumido. Tuvo tres chicas en su vida. Tres novias. A la última la conocí el día que pasó aquello porque estaba con él. Son encantadoras y se han hecho súper amigas, no se despegan. Me comparten cosas de mi hijo y fíjate, eso lo ha hecho Lukas. Las ha unido y eso lo hace el amor».

Con la misma emoción con la que expresa la añoranza de su hijo habla de la relación que se ha creado entre ella y Fátima. «Nuestros hijos también nos han unido», afirman. «Nos conocimos en el Ayuntamiento de Donostia (en un acto). Le compré unas rosas blancas», cuenta Fátima. «Estaba con la familia, estaban todos en Alderdi Eder, y se las entregué arriba, en un despacho, porque había mucha gente. Ahí nos conocimos y desde entonces estamos mucho en contacto. Es que (Santi) me recuerda mucho a Lukas. Buen chaval, cariñoso, presumido, también lo que has comentado de los animales, le gustaban mucho», cuenta esta mujer. Su serenidad se desvanece al recordar el crimen de Lukas, tres años después de haber perdido a su hijo en circunstancias similares. «Fue como si hubiese sido otra vez mi niño. Era Lukas, pero también era Santi. Lo pasé fatal y cada vez que veo una noticia de estas o se acercan estas fechas estoy muy mal. Es algo cíclico que no me lo puedo quitar de la cabeza».

«No soy capaz de pasar por ahí. La primera vez me temblaban las piernas. Ahora empiezo a poder mirar desde el coche»

Zuriñe Izko

Madre de Lukas Agirre

Para Zuriñe, que espera fecha para la celebración del juicio, tampoco ha sido fácil seguir el proceso judicial por la muerte de Santi Coca, un fallo dado a conocer el pasado noviembre, que condenó al principal acusado de homicidio por imprudencia grave a una pena de tres años y medio de cárcel. «Cuando salió la sentencia no me lo podía creer. Me pareció como una burla, indignante. Y creo que no solo a mí, porque en el trabajo estoy con mucha gente de cara al público y todo el mundo comentaba lo mismo en Donostia. ¿Cómo puede ser que maten a un chaval y salgan así, de rositas? Es algo increíble. Me dolió muchísimo, por ella, por Iker (hermano de Santi), por ese dolor de toda su familia».

Sin embargo, al igual que Fátima, no pide «ninguna venganza para nadie. Ayer lo hablaba con Simón, mi hijo mayor, me decía 'no siento odio', pero lo que no puede ser es que estas personas, haciendo lo que hacen, estén en la calle, cuando luego sucede cualquier otro delito, mucho menor, y les caen diez años», reclama.

Les desconcierta cómo pueden sucederse hechos tan brutales como los que acabaron con la vida de sus hijos. «Estas macabradas de matar así a alguien, esto no ha ocurrido antes. Son dos historias similares que de la noche a la mañana desaparecen. Hay gente que está muy mal o con falta de amor o de valores», añade Fátima, que reclama una justicia que sea «real». «Hay gente que ha matado, que son reincidentes en diferentes delitos, y que no pueden estar en la calle y que esto se repita». Por eso su lucha va más allá de su batalla personal, para que hechos como los que acabaron con la muerte de sus hijos no sucedan de nuevo. «Que no se vuelva a repetir», insisten. Es lo que espera Zuriñe cuando escuche al jurado en un juicio aún sin fecha. «De todas formas, a mi hijo ya le he dicho que también nos tenemos que preparar para lo que vaya a ser. Los dos chicos (los acusados) han destrozado a mi familia, a la suya y a ellos mismos. Creo que es algo que siempre lo van a llevar. Es terrible. Y te preguntas, ¿qué pasa en sus vidas para poder hacer un acto como el que hicieron? A veces me hago preguntas como, ¿qué está pasando últimamente en la sociedad? ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? Hay que preguntarse si estamos con ellos y les dedicamos el tiempo suficiente, si les ponemos límites, si les damos amor».

Ambas observan una escalada de violencia en nuestro entorno que les preocupa. «Se está viendo que cada vez va a más. Por no decir lo de las armas, que cualquiera puede llevar un arma blanca. Y alguien que va con una es para algo», afirma Zuriñe.

Su hijo recibió un profundo corte en el cuello y murió en las inmediaciones de la discoteca ubicada en pleno centro donostiarra. Todavía no es capaz de pasar por el lugar donde murió. «Las primeras veces que pasaba por ahí me temblaban las piernas. Ahora he empezado a poder girar la cabeza y mirar desde el coche. Hubo una vez, era un día cualquiera, que vi una vela encendida, me sorprendió y me emocionó mucho», expresa esta mujer, que al igual que Fátima, se apoya en el cariño de su familia, amigos y vecinos. «Todos los amigos de mis hijos han estado allí, y han demostrado la juventud tan maja, tan cooperativa y tan empática que es. Gente del pueblo también que te da un abrazo, el apoyo de mis amigas que son increíbles, de la asociación Bidegin, de la empresa donde trabajaba Lukas. Estoy agradecida a muchísima gente».

Ambas posan para las fotos que acompañan estas páginas, rodeadas de una intensa niebla y a escasos metros del lugar donde Santi Coca recibió una brutal paliza, en la zona del Náutico de Donostia. «Ayer (por el día de Navidad) lo pasé fatal. Hay días que tengo súper torcidos. Parece que en la calle soy muy fuerte, pero luego en casa es durísimo. He tenido mis picos», se sincera Fátima. No hay consuelo para una madre que el 26 de abril de 2019 recibió una llamada de madrugada en la que su hijo Iker le decía que a su hermano le habían pegado y que estaba muy mal. «A veces digo, no sé el sentido de la vida. Porque esto es demasiado».

Critican el «sobreesfuerzo» económico de las familias «para pagar estos macrojuicios»

No es solo la carga emocional. También pesa el «sobreesfuerzo» económico que tienen que afrontar las familias para «pagar estos macrojuicios», critican Fátima y Zuriñe. «No hay derecho. Nos llegan unas facturas que son colosales. Te dicen 'este caso es de 40.000 o 60.000 euros'. Yo al principio me negué, ¡yo no tenía 40.000 euros! Para algo pagamos impuestos y no tenemos por qué estar pidiendo dinero con un crowdfounding, pero es que es necesario», afirma Fátima con un hilo de desespero. También siente indignación porque no se proteja más a las familias en este sentido.

«Nosotros hacemos todo el esfuerzo posible teniendo hijos ejemplares y familias ejemplares, pagamos nuestros impuestos, yo soy autónoma, y luego esta gente es insolvente», critica. Tuvieron que lanzar un crowdfunding (Gofundme Juicio Santi Coca) para pedir ayuda y poder hacer frente a unos gastos importantes «y que no todas las familias pueden soportar».

En su caso, al no poder afrontar las costas procesales y tras haberse gastado «un dineral», la familia de Santi Coca no ha ejercido en este último juicio la acusación particular.

La familia de Lukas Agirre también se vio en la tesitura de lanzar o no una campaña para poder hacer frente a los gastos del proceso judicial. El entorno más cercano del joven hernaniarra puso en marcha una campaña de recogida de fondos, en verano del año pasado, en la que solicitaban la colaboración de la ciudadanía para lograr los recursos necesarios.

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