«Han llegado camiones con kilos de comida que están en perfectas condiciones y que acabarían en la basura»

Estudian en las cocinas de un referente internacional en el mundo de la gastronomía, pero si algo tienen grabado a fuego es que «no se tira nada» –a no ser que esté en mal estado–. Un grupo de seis alumnos del Basque Culinary Center se pusieron ayer manos a la obra para ayudar a los voluntarios que colaboran a diario con el Banco de Alimentos de Gipuzkoa, que realizará desde este viernes y hasta el día 25 de noviembre la Gran Recogida de Alimentos de la que el BCC es imagen este año.

A las 8.30 horas, llegaron los primeros camiones de diferentes supermercados con productos «en perfectas condiciones» para clasificar: verdura, fruta, lácteos, carne... «Después de seleccionarlos, los hemos colocado en diferentes lotes y se han pesado para que se lo lleven las diferentes organizaciones sociales y puedan repartirlo entre la gente que lo necesita», explicaba la barcelonesa Ana Arranz, de 25 años y estudiante de 3º de grado. Esta joven, provista de un chaleco identificativo y remangada hasta los codos, comenta cómo «cuando llegó la comunicación por parte de la Universidad para venir a colaborar me pareció una experiencia muy bonita, que me podía ayudar a ver cómo funcionan estas organizaciones como el Banco de Alimentos, que realiza una labor fundamental porque ayuda a parar el despilfarro y que toda esta comida no acabe en la basura. Creo que la gastronomía tiene un papel fundamental en la sostenibilidad, estoy aprendiendo mucho aquí».

Los venezolanos José Piñero, profesor del departamento de máster del BCC, y Ovidio de Jesús, estudiante del máster de pastelería, se mostraban muy sorprendidos por la calidad y las buenas condiciones en las que llega el producto de los supermercados. «Han llegado unos cuantos kilos, así a bote pronto más de 40 en una hora y de varios proveedores, es una pena tanto despilfarro».

Entre varias cajas seleccionadas de limones, manzanas, lechugas y patatas se desenvolvían los alumnos de primero Irvanka Hernández, Monse Vidal, Sol Pignata e Iker López. «Es una pena que por el consumo preferente los supermercados retiren los productos», comentaba la mejicana Irvanka. «Yo vi manzanas que porque no están perfectas las desechan o latas que están abolladas. Participando en este tipo de experiencias puedes ver cómo funcionan los mercados y cómo podemos ayudar nosotros a que no se desperdicie tanta comida. Te cambia mucho el punto de vista de los supermercados, yo no sabía que tiraban tanta comida un día tras otro», añade su compañera Sol Pignata, acostumbrada en la Universidad a «aprovecharlo todo, hasta la piel de una naranja para hacer naranja confitada o las hojas verdes de los puerros para hacer bouquets», explica el vitoriano Iker López, a quien le entristece «ver cómo se tira comida todos los días y luego sales a la calle y hay gente que no tiene para comer». Esta experiencia la repetirán otros seis alumnos del BCC el próximo martes.

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