Un sacerdote «jovial» que dejó huella en muchas parroquias de Gipuzkoa
«Joxan me transmitió el coraje de creer, aprender a ver en las pequeñas cosas del día a día», le recuerda un amigo y compañero en la parroquia de Oñati
San Sebastián
Sábado, 22 de julio 2023, 02:00
«Estoy aún sin poder dar crédito, gure Joxan ha muerto». La noticia del fallecimiento del sacerdote guipuzcoano tras despeñarse por un barranco mientras hacía ... una ruta con dos compañeros cerca de Panticosa fue un mazazo para los amigos y compañeros con los que compartió parroquia y labor pastoral a lo largo y ancho de Gipuzkoa. Porque Joxan Larrañaga, de 67 años, dejó huella no solo en Deba, su localidad natal, sino en Trintxerpe, donde comenzó; Amasa-Villabona, donde estuvo más de una década, u Oñati, donde en 2019 se retiró.
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Era conocido en toda Gipuzkoa porque recorrió numerosas parroquias, como Trintxerpe, Amasa-Villabona u Oñati
Desde allí, su amigo y compañero en la parroquia, el catequista Manu Egaña, no podía creer aún lo ocurrido. «Su huella quedará en la memoria de Oñati», aseguraba. «Siempre le recordaremos como aquel joven párroco que vino a darle un necesario empujón a nuestra parroquia, le recordaremos con profundo agradecimiento a todo lo que hizo por tantos en nuestro pueblo. Por su carácter jovial y su capacidad de hablar con todos». Un párroco, añade Manu, que no tenía como objetivo «llenar la Iglesia, sino hacer realidad el Reino de Justicia y Paz del que Jesús hablaba. Tanto dentro como, sobre todo, fuera del templo».
Este catequista oñatiarra comparte el dolor que ayer sintieron quienes conocían a Joxan. «Me siento ahora como María Magdalena, cuando al volver del sepulcro dijo a Pedro y a Juan: 'Se lo han llevado y no sabemos dónde lo han puesto'», describía Manu Egaña evocando el pasaje de la Biblia.
Fundó la ONG Mali Elkartasuna con la que envió material escolar o sanitario para proyectos solidarios en el país
Una pérdida inesperada y repentina que, según reconocía, le causó «desesperación, dolor, abatimiento...» que con «la razón y la voluntad no me bastan para afrontarla». «Me hace falta algo que Joxan me ayudó a encontrar», añade como una de las muchas lecciones aprendidas junto al párroco. «Fe». «En tiempos en que la fe está denostada, Joxan me transmitió el coraje de creer. Aprender a ver en las pequeñas cosas del día a día los signos de Algo, de Alguien, que nos trasciende. La fe es ver esperanza en la desolación y saber que lo que amas no puede morir», asevera Manu, que como el resto de compañeros y feligreses que le acompañaron a lo largo de su vida no olvidan los momentos y enseñanzas compartidas.
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Y es que Joxan tuvo como último destino parroquial Oñati, pero antes vivió y recorrió varias iglesias del territorio, donde ayer también lamentaban su muerte.
Funeral
Era natural de Deba, adonde hoy llegarán sus restos mortales procedentes de Huesca y serán velados en el tanatorio mañana domingo hasta el lunes por la mañana. Por la tarde, a las 19.00 horas, se oficiará el funeral por su eterno descanso.
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Joxan Larrañaga se ordenó sacerdote en Trintxerpe, donde estuvo cuatro años. Después pasó por las parroquias de Usurbil, Tolosa, Alkiza o Asteasu antes de recalar en Amasa-Villabona, donde durante 16 años, hasta 2008, también dejó huella. En su despedida antes de dirigirse a Oñati, los feligreses le definían como un hombre humilde, sencillo y un párroco entrañable.
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Larrañaga residía actualmente en Azkoitia, pero vivió muchos años en Donostia, entre otras localidades que ayer se quedaron conmocionadas por su pérdida. El sacerdote, además, fue uno de los fundadores hace años de la ONG Mali Elkartasuna, con la que realizó numerosos envíos de material escolar, sanitario o logístico para ayudar en proyectos solidarios en el país africano.
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