La hostelería de Tolosa cerró la pasada semana tras entrar en zona roja. De momento, sigue así. ROYO

«Es imposible conservar un negocio que tienes que cerrar cada dos días»

El baile de contagios en torno a esa línea que separa la zona naranja de la roja deja a la hostelería de Gipuzkoa en situación de máxima inestabilidad

Estrella Vallejo

San Sebastián

Martes, 26 de enero 2021, 06:12

Abro. Cierro. Abro. Cierro... Los hosteleros llevan deshojando la margarita de la inestabilidad laboral desde el inicio de la pandemia, pero si cabe con ... más desazón desde que el Gobierno Vasco actualizara cada lunes y jueves el listado de localidades en zona roja. Dicha decisión que se puso en marcha a mediados de diciembre establece que los municipios que crucen la barrera de los 500 contagios por cada 100.000 habitantes están obligados a cerrar sus establecimientos hosteleros, una medida que trasladada a pie de calle deja situaciones que algunos hosteleros tildan de «rocambolescas».

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Por de pronto, el sector de Lasarte-Oria salió ayer por la tarde a manifestarse. Su reivindicación: «lo de siempre», resumen ya con cierto hartazgo. Al igual que en Irun, Hernani o Urnieta, los bares y restaurantes de esta localidad hoy no podrán abrir sus establecimientos. «Se deben consensuar medidas ante futuros cierres, que las comunicaciones no sean con tan pocas horas de antelación, porque las ayudas llegan a un ritmo diferente que los cierres», comentaron durante la lectura de un comunicado. Asimismo, también recordaron la problemática que generan «los alquileres» y que «más que ayudas, necesitamos indemnizaciones, porque los negocios cerrados sólo nos han generado importantes pérdidas».

Jenni García se pasó toda la mañana de ayer congelando género. Es la presidenta de la asociación de Hostelería de Lasarte-Oria, y regenta el bar Arkupe del municipio. «Muchos no hemos recibido ni un céntimo de esas ayudas directas del Gobierno Vasco y mis empleados llevan desde el 10 de diciembre sin cobrar el ERTE. A ver cómo le explicas eso al de la hipoteca. Si la Administración va a cerrar un sector, al menos que tenga un plan para garantizar su supervivencia».

Hosteleros también se manifestaron ayer en Lasarte-Oria. usoz

A su juicio, es evidente que la situación epidemiológica exige limitaciones. «No digo que no haya que tomar medidas, pero se está viendo en otros pueblos que el cierre de la hostelería como medida única no está siendo efectiva, porque los contagios siguen siendo altos», dice en referencia a Beasain, donde el sector podrá abrir hoy después de dos meses y medio con la persiana echada, gracias a que han conseguido por fin bajar ligeramente de los 500 casos y situarse en una incidencia de 420. «Si cierras la hostelería se van a juntar en una casa, y los políticos no han sabido concienciar a la población», insiste.

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En un vaivén

La propietaria del bar Danon Txokoa, de Ibarra, sabe bien lo que supone estar en ese baile de aperturas y cierres. Itsaso Calviño ha tenido que cerrar dos veces su establecimientos en las últimas dos semanas. «La semana pasada, el fin de semana y el lunes tuvimos que cerrar. El martes, miércoles y jueves, pudimos abrir, pero el viernes de nuevo vuelta a cerrar. Y ahora podemos abrir. Esto es un pitorreo», denuncia.

Esta vecina de Ibarra insiste en que el local es de su familia y eso, «aunque estamos apurados», les permite tener cierto aire, pero reconoce que «es imposible conservar un negocio que tiene que cerrar cada dos días, porque en tres jornadas no cubres lo de siete».

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Los hosteleros donostiarras ayer respiraron al saber que la capital guipuzcoana ha librado la zona roja una jornada más, pero la situación es «desesperante», reitera David Vega, del Baluarte de la Parte Vieja. «De mí dependen 25 familias y ya no sé ni qué decirles, porque todavía ni hemos cobrado los 3.000 euros de ayuda de mayo», lamenta.

Por de pronto, ya está minimizando compras por lo que pueda pasar el jueves. «¿Cómo no van a subir los contagios? Llevamos meses haciendo un esfuerzo enorme por cumplir con la limpieza, los aforos, los cierres... Y luego ves cosas como el día de San Sebastián y se te cae el alma a los pies. Esto es una frustración continua y no hay derecho», se queja.

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Hosteleros de Iparralde demandan ayudas a la Mancomunidad vasca

La situación de la hostelería al otro lado de la muga tampoco está para echar cohetes. Así al menos lo denuncian los hosteleros franceses, que tienen sus establecimientos en Iparralde, y a los que las restricciones derivadas de la pandemia provocada por el Covid-19 tampoco les deja demasiado margen de maniobra para garantizar una mínima actividad de sus negocios. Muchos están abocados a desaparecer, alertan.

A los «siete meses de cierre» del sector, critican, se suma que no pueden realizar el servicio a domicilio o 'take away', que les permitiría un cierto respiro, porque el horario de toque de queda decretado en el país galo arranca cuatro horas antes que en el Estado, a las 18.00 horas.

Asimismo, dichos hosteleros de Iparralde reclaman que la Mancomunidad vasca disminuya los impuestos locales, como según dicen así prevé la legislación francesa, si bien por el momento no se han producido avances en la negociación con el presidente, Jean René Etchegaray,

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