Primitivo patio del castillo. (Kutxateka / Paco Marí / Foto Marín

La calle de la memoria guipuzcoana

Dormir como un emperador

Muchas reservas en 1970 en el novedoso parador de Hondarribia, de aspecto «solemne e imponente»

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Miércoles, 6 de agosto 2025, 09:25

En el verano de 1970, las miradas estaban puestas en el parador de Hondarribia. Era relativamente nuevo, puesto que en septiembre de 1968 se había ... inaugurado la transformación del primitivo castillo de Carlos V en instalación hotelera.

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Aunque ahora se conozca como 'parador de Hondarribia', en sus inicios lo denominaban 'Parador Nacional El Emperador'. Y en 1970 estaban contentos de que fueran muchos los visitantes que estuviesen eligiendo pernoctar donde durmió Carlos I de España y V de Alemania…

Cabecera del reportaje que publicó EL DIARIO VASCO el 9-VIII-1970.

José Luis Seisdedos, el corresponsal de DV en el Bidasoa, comenzaba su reportaje así: «Quizá el ponerse en contacto durante una temporada con un ambiente histórico de varios siglos sea uno de los mejores medios de lograr un descanso completo. Y parece que eso es lo que buscan muchos turistas, españoles y extranjeros, que se adentran silenciosamente y con gesto de reverente respeto, por los patios y salones de 'El Emperador', de Fuenterrabía».

Entonces las reservas no solían hacerse con tanto adelanto, por lo que sorprendía lo que le contaba al reportero Mercedes Soriano, la directora del parador…

«A finales de julio, he recibido una carta de un señor extranjero, que me pedía la reserva de una habitación para el 3 de agosto. Quedé asombrada. 'Este señor –me dije– ignora que está todo reservado y por bastantes meses'. Se lo dije y él repuso: 'Señora, me refiero al 3 de agosto de 1971'. 'Eso es otra cosa'».

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Turnos de comidas

Aquel parador no era exactamente como el que tenemos 55 años después. Entonces contaba con 16 habitaciones y el proyecto de ampliarlas; hoy son 36. En la actualidad, dispone de cafetería y servicio de desayuno buffet, pero en 1970 sí tenía un verdadero restaurante para ochenta comensales, en el que se organizaban varios turnos de comidas y cenas.

Primitivo patio del castillo. Kutxateka / Paco Marí / Foto Marín

En su reportaje, Seisdedos destacaba la atmósfera solemne que se respiraba en el histórico edificio…

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«Lo que nadie elude es una visita al 'salón de los tapices'. Está en la parte alta y lo decoran siete amplias tapices flamencos del siglo XVII (…). Los turistas visitan la sala con un respeto religioso. Algunos toman fotografías, apuntan unos datos, comentan con sus compañeros, en voz baja, las excelencias de estas obras de arte».

«Impregnados de historia»

«En el salón hay varias largas mesas de madera, bordeadas de altas sillas, todo de aspecto muy solemne e imponente.

– Se utilizan, generalmente, para reuniones importantes de carácter oficial.

En todas las salas hay rincones acogedores, todos ellos impregnados de historia, con aspilleras a través de las que se pueden contemplar paisajes hondarribitarras».

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Empezaba su andadura el único parador nacional existente en Gipuzkoa.

Reportaje completo que apareció en DV el 9 de agosto de 1970.
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