Plaza de Gipuzkoa

La Maldad

Guille Viglione

San Sebastián

Sábado, 27 de septiembre 2025, 07:09

Hasta el siglo pasado nos educaron según un relato binario basado en un eje moral simplista pero muy efectivo. El mundo se dividía en cielo ... e infierno, en héroes y villanos. En el lado bueno estaba el sistema y sus pilares; gobernantes, instituciones, maestros, iglesia y medios de comunicación. En el oscuro, la maldad se reconocía en el rostro de dictadores lejanos, narcos, mafiosos o terroristas.

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El poder político, con sus luces y sombras, ejercía el papel de combatir a los malos. Los gobernantes aún se esforzaban por lucir una fachada de rectitud y decoro e, incluso los líderes más desalmados tenían el pudor de disimular. En su favor, la información circulaba lenta y era fácil de filtrar por el poder. Las injusticias o los crímenes de Estado llegaban diluidos y amortiguados por el velo del tiempo.

Hoy, aquella dicotomía, tan falsa como eficaz, se ha hecho añicos. El sistema ya no reclama el monopolio del bien. La maldad ya no disimula. Se sienta en los despachos oficiales, firma leyes, sonríe en ruedas de prensa, ofrece discursos infames en la ONU, aprueba en el parlamento el exterminio de civiles, presenta resorts turísticos sobre el mismo terreno que bombardea cada día.

La política, que representaba el papel de gobernar con prudencia y visión es hoy un teatrillo ruidoso y vulgar donde la estupidez se confunde con autenticidad y la crueldad se vende como muestra de poder. Tiempos extraños, estos, en los que se exhibe la maldad como un espectáculo más.

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