«No es el momento y antes habría que medir bien su impacto en el sector»

Aunque del llamamiento de Goia a reactivar esta cuestión que quedó paralizada por la pandemia no se infiere que el canon pueda llegar a implantarse a corto plazo –menos aún si los trabajos dejan de circunscribirse al ámbito guipuzcoano y vuelven a la esfera vasca–, ambos representantes recuerdan que el sector no ha hecho sino acabar de salir de dos años «muy duros» de pandemia, tras los que hay «muchos empresarios que arrastran hipotecas, créditos ICO y otras deudas y deben dar aún la vuelta a las pérdidas acumuladas», porque los efectos del Covid «no se superan en seis meses».

También coinciden en admitir que la temporada estival está siendo buena, pero recalcan que el futuro inmediato una vez pase el verano se presenta «con mucha incertidumbre». Con la espada de Damocles que supone la crisis energética y de inflación que, además de conllevar un aumento de costes para los establecimientos, está reduciendo el poder adquisitivo de las familias, con la amenaza que ello representa de descenso de clientes.

Ezkurdia se remonta a las conversaciones que se celebraron antes de la pandemia, en las que Nekatur ya se mostró en contra de esta figura impositiva. «No es lo mismo Donostia que el resto de Gipuzkoa, y no es lo mismo el alojamiento urbano que el rural», apunta antes de mostrar su recelo ante la posibilidad de que, aunque en un principio solo implantase la tasa San Sebastián, otras localidades pudieran acabar imitándola.

En este sentido, subraya que el turismo rural «está muy lejos de estar saturado y nos queda mucho margen de crecimiento como para añadir cargos a la factura». Recalca que la ocupación anual media en este tipo de alojamientos es del 34% en Euskadi y del 40% en Gipuzkoa. «El año son doce meses, no solo julio y agosto», ironiza. Pero es que ni en la temporada alta se puede hablar de llenazo. El récord de ocupación de los alojamientos rurales de Gipuzkoa, apunta Ezkurdia, se alcanzó en agosto de 2021, con un 91% de ocupación. «Este año esperamos alcanzar el 88%». La portavoz de los alojamientos rurales considera en este sentido que una tasa «no ayudaría en los esfuerzos que se están haciendo por atraer visitantes fuera de temporada y a lugares distintos a los grandes núcleos turísticos».

Desde Aparture, Pereda pide que los alojamientos no sean los paganos si el problema es que del reparto de fondos institucional San Sebastián no recibe suficiente dinero para compensar los gastos que le generan los turistas. «Si se trata de eso, que se revise esa distribución», reclama admitiendo que «los ayuntamientos reciben aproximadamente el 25% de lo que las empresas turísticas abonan a Hacienda».

El presidente de las empresas de viviendas para uso turístico se pregunta además si «en términos de eficiencia compensa todo el esfuerzo que hay que hacer y las administraciones que hay que involucrar para lo que se pretende recaudar», y recuerda en este sentido que la «Hacienda de Gipuzkoa está inmersa en estos momentos en un esfuerzo enorme con el TicketBai como para embarcarse ahora en una cuestión como esta».

Pereda aboga asimismo por «hacer un análisis a fondo de la situación real del sector, ver el esfuerzo impositivo global que soportan las empresas turísticas y, con esos datos, y dentro de una política fiscal razonable y coherente, determinar si efectivamente lo más adecuado es implantar una tasa turística. En ese caso, siempre estamos dispuestos a dialogar y colaborar».