La inmigración en Gipuzkoa no es un fenómeno nuevo. Las primeras migraciones laborales se remontan a la década de los años XX, cuando empezaron a ... venir a Euskadi los/as trabajadores/as de otras comunidades autónomas en búsqueda de oportunidades laborales. En aquel momento, a diferencia de este, la migración era mayoritariamente masculina y orientada a los sectores de la industria y la construcción. La inmigración del resto del Estado se demoró en Gipuzkoa con respecto a Bizkaia, pero a finales de los años 60 y primeros de los 70 llegó en cantidades muy significativas. Una variante con respecto al caso de Bizkaia es que a última hora llegó una numerosa población de origen extremeño.
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Hoy en día la cara de la inmigración guipuzcoana ha cambiado. Si bien a principios de los años noventa la poca diversidad que había provenía principalmente de Europa (Portugal, Francia, Reino Unido) y de Marruecos, hoy en día el perfil de la persona migrante en Gipuzkoa es distinto. Más de la mitad de las personas de origen extranjero nacieron en algún país de América Latina. Es más, la inmigración latinoamericana en Gipuzkoa está extremadamente feminizada y seis de cada diez son mujeres. No es casualidad, ya que la práctica demuestra que la movilidad humana no se da por azar, sino que es el mercado laboral del destino el que determina el perfil migratorio y las necesidades de destino seleccionan siempre la población que termina asentándose. Esta población nutre aquellos ámbitos de empleo relacionados con el amplio tercer sector, y especialmente, con el diverso ámbito de cuidado. Otro perfil que destaca en Gipuzkoa es el de personas de origen rumano, con predominio de hombres.
Son las necesidades locales las que determinan la composición de las migraciones internacionales. Las caras de la inmigración han cambiado, y lo irán haciendo el futuro. Lo que está claro es que la inmigración es un fenómeno estructural, forma parte del mundo globalizado en el que vivimos y la Gipuzkoa de futuro irá intensificando su diversidad y mestizaje.
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