Gipuzkoa cuenta con tres de los ocho corredores eléctricos entre España y Francia
Las conexiones de las subestaciones de Hernani, de 400 kV, y Arkale, de 220 kV, con el país galo fueron «claves» en la recuperación del sistema
El gran apagón eléctrico dejó sin suministro a millones de personas en la península ibérica durante horas. En medio del desconcierto, con sistemas de transporte ... paralizados, comunicaciones interrumpidas y la actividad industrial detenida en seco, una parte del país logró volver a la normalidad antes que el resto. Euskadi fue una de las primeras comunidades en recuperar la electricidad. Y no fue casualidad. Expertos consultados por este periódico confirman que el papel de las conexiones de las subestaciones de Hernani, de 400 kV, y Arkale, en Oiartzun, de 220 kV, con Cantegrit-Argia, en Francia, fue «clave» en la recuperación del sistema eléctrico estatal, gracias a su red de transporte transfronteriza. También existe un tercer enlace de menor potencia que conecta Irun y Errondenia, de 132 kV.
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De acuerdo a un informe de Red Eléctrica sobre el proyecto de interconexión de Francia y España a través del Golfo de Bizkaia, ambos países comparten actualmente ocho interconexiones eléctricas. Las más conocidas son las de Santa Llogaia (Girona) y Baixas (Francia), de alta capacidad y funcionamiento moderno. Esta última obra «permitió duplicar la capacidad de intercambio de electricidad entre Francia y España de 1.400 a 2.800 MW», según la operadora española.
La explicación que dio ayer Red Eléctrica sobre el apagón fue técnica, pero relevante para entender el papel de la conexión guipuzcoana y gala. La operadora española relató que el incidente se desencadenó tras una primera pérdida repentina de generación «en el suroeste peninsular». Aunque esa perturbación, de la que no se dio más detalle, fue inicialmente contenida, una segunda pérdida de energía, apenas un segundo y medio después, comprometió la estabilidad del sistema. En cuestión de segundos, la frecuencia eléctrica, que debe mantenerse en torno a los 50 hercios, cayó de forma crítica. Las protecciones automáticas saltaron para evitar daños mayores y, con ellas, se produjo el «desacoplamiento» del sistema: la península ibérica quedó aislada del resto de la red eléctrica europea, desconectándose automáticamente de Francia.
Ese aislamiento, necesario para evitar un colapso más amplio, fue precisamente el primer paso para iniciar la recuperación. Red Eléctrica reintrodujo electricidad desde los puntos de tensión estables, y Francia se convirtió entonces en una de las fuentes más seguras y eficaces. Desde allí, se comenzó a enviar electricidad hacia el norte de España, siendo Euskadi y Cataluña las primeras regiones en recibirla. Desde las fronteras, la energía circuló hacia subestaciones estratégicas, como las de Hernani y Oiartzun, que permitieron, paso a paso, reiniciar las centrales españolas y volver a poner en marcha la red peninsular.
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Patxi Alkorta, Coordinador de la sección de Eibar de la Escuela de Ingeniería de Gipuzkoa y profesor-investigador del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la UPV/EHU, arroja algo de luz a este asunto. Aunque advierte que no es especialista en sistemas de distribución eléctrica, además de que apostilla que «es muy pronto para saber qué ha sucedido», señala a título personal que «todas las fuentes que se conectan a la red deben estar sincronizadas no solo en frecuencia, sino también en fase. Si no lo están, se producen problemas serios, como cortocircuitos o flujos inesperados de corriente que afectan al equilibrio del sistema». Para el profesor, el aumento constante de fuentes de generación añade complejidad a una red que exige una calidad de onda muy precisa para mantenerse estable.
«Todo esto está interconectado y cuando en algún punto hay una caída de consumo o generación, se pueden producir efectos dominó que afectan a subestaciones cercanas», añade Alkorta, que también destaca que «la energía solar o eólica no siempre está disponible cuando se necesita. De ahí que, en momentos como este, se recurra a Francia».
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Arterias eléctricas
Aunque a menudo desconocidas, las líneas guipuzcoanas han demostrado ser auténticas arterias vitales. La interconexión Hernani–Argia, una línea aérea de 400.000 voltios (400 kV), fue una de las primeras activadas durante la recuperación. Algo similar ocurrió con la conexión Arkale–Argia, una línea de 220.000 voltios. También existe una tercera conexión, aunque de menor potencia, entre Irun y Errondenia. Aunque aún se desconoce el procedimiento exacto que siguío Red Eléctrica, estos enlaces sirvieron de puente para la electricidad procedente del sistema francés, ayudando a reiniciar el sistema español desde el norte hacia el sur.
Pero, ¿cómo funcionan estas interconexiones y por qué son tan importantes? En opinión de Joxean Kortajarena, ingeniero electrónico y profesor de ingeniería en energías renovables en la UPV/EHU, «Francia ha aportado energía a España a través de esas interconexiones, y una de las razones por las que la Comunidad Autónoma Vasca se ha recuperado mejor que otras regiones es precisamente por su cercanía con la frontera y con esas líneas de entrada de electricidad». Kortajarena recuerda que estos enlaces permiten flujos en ambos sentidos, y que habitualmente España exporta energía renovable a Francia cuando hay excedentes y el precio lo permite. Pero, en este caso excepcional, fue el país galo quien actuó como salvavidas energético, tal y como reconoció Red Eléctrica.
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«El flujo de energía en estas interconexiones se regula por variables como el precio o la necesidad técnica. Cuando hay excedente de energía solar o eólica, se exporta. Pero si, como ahora, hay un problema interno grave, se importa electricidad aunque sea más cara. Lo importante era resolver el problema de inmediato», explica. No obstante, el experto añade que «aún es muy pronto para afirmar nada».
Joxean Kortajarena: «La red no es uniforme, por eso la luz llegó a Euskadi pero no a las casas de Hernani»
Joxean Kortajarena es ingeniero electrónico y profesor de la UPV/EHU en el grado de Ingeniería en Energías Renovables.
- ¿Qué importancia han tenido las interconexiones con Francia?
- La interconexión entre Francia y Euskadi ha sido determinante. Aunque quizás no es tan fuerte como debería, permite el flujo de energía en ambas direcciones. Habitualmente exportamos cuando tenemos excedente de energía renovable, pero en este caso fue al revés. Una de las razones por las que Euskadi se recuperó bastante bien es precisamente su cercanía con la frontera.
- ¿Cómo funcionan esos flujos eléctricos entre países?
- Principalmente por criterios económicos. Si en España hay mucho sol o viento, la energía se abarata y se exporta a Francia. Si allí los precios son más altos, les compensa comprar. En este caso, sin embargo, no fue por precio, sino por necesidad. No sé a qué precio se compró esa energía, pero probablemente fue más cara que la que generamos aquí.
- ¿Por qué las casas de algunos municipios cercanos a subestaciones, como Hernani, tardaron más en recuperar el suministro?
- Es difícil confirmalo. Pero la red no funciona de forma directa y uniforme. Una subestación como la de Hernani puede recibir tensión, pero después hay centros de transformación que bajan esa tensión y la distribuyen. Si en ese proceso salta alguna protección por seguridad, esa zona puede quedarse sin suministro, aunque esté junto a una subestación operativa.
- ¿Qué cree que provocó técnicamente el apagón?
- Ha sido, en mi opinión, un desequilibrio en la red. Si se genera más de lo que se consume o viceversa, la tensión y la frecuencia se alteran. El sistema intenta corregirse, pero si se pasa, empieza a oscilar: sube, baja, sube, baja. En ese vaivén, se activan protecciones y empiezan a caer subestaciones en cadena. Es como un sistema que se vuelve inestable.
- ¿Es posible que se repitan apagones como este?
- Si no se refuerzan los sistemas de control, es posible que estas situaciones puedan ser más frecuentes.
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