Dos de cada cinco de las solicitudes de adopción nacional se cierran con éxito
El último año, siete menores del Estado han pasado a vivir con familias de Gipuzkoa gracias a esta medida de protección, una cifra que se mantiene estable
Dos de cada cinco de las solicitudes nacionales para adoptar a un menor se cierran con éxito en Gipuzkoa. Esto es, alrededor del 40% de ... quienes se ofrecen para hacerse cargo de un niño que necesita de esta medida de protección en el Estado termina adoptándolo. El último año, por ejemplo, se realizaron dieciséis ofrecimientos de adopciones nacionales en el territorio y un total de siete menores fueron adoptados, según datos del departamento de Cuidados y Políticas Sociales. Los motivos para que las peticiones no siempre lleguen a término son varios. En primer lugar, que las personas o familias que desean adoptar deben hacer diferentes cursos y entrevistas con profesionales de la Diputación de Gipuzkoa, en concreto del Servicio de Protección a la Infancia y Adolescencia, lo que puede ralentizar el proceso. Además, durante este tiempo hay quien cambia de opinión o quien, directamente, no cumple el perfil.
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Sea como fuere, la realidad es que mientras que las adopciones nacionales se mantienen estables en la última década, las internacionales han caído hasta casi desaparecer. Es más, desde el área que dirige Maite Peña creen que en un futuro dejarán de hacerse. Así, el último año en Gipuzkoa se llevaron a cabo siete adopciones nacionales y ninguna internacional, y este año parece que va a finalizar de una forma muy parecida. De momento, se han hecho siete adopciones nacionales y una internacional, muy lejos de las 17 internacionales de 2024.
Los ofrecimientos han evolucionado paralelamente. Si hace diez años 15 familias solicitaron adoptar un menor extranjero, el último año fueron 4. Por contra, los ofrecimientos para hacerse cargo de un niño de otra comunidad dentro del Estado se mantienen estables, incluso han aumentado ligeramente. En 2014 fueron 11 los guipuzcoanos que se animaron a dar el paso, frente a los 16 de 2023.
En los últimos años, tanto en Gipuzkoa como en el resto de comunidades del Estado se ha producido un desplome de la adopción internacional y desde el área de Cuidados y Políticas Sociales consideran que el futuro pasa por reducir al mínimo estas adopciones. «Solo se debería adoptar a menores de otro país cuando tienen necesidades que en el suyo propio no se pueden cubrir», reflexionan. La mayoría son casos de menores con alguna discapacidad o de una edad más avanzada, casos «complejos» y muy parecidos a los que se dan entre los niños que necesitan ser adoptados en el Estado.
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Esta, a fin de cuentas, es una medida de protección para niños que no pueden permanecer en su familia de origen y necesitan de un entorno estable y permanente. Pero, cada vez más, se apuesta por que estos menores no pierdan el contacto con sus familias biológicas, lo que se conocen como adopciones abiertas. La espera para adoptar siguiendo este procedimiento es mucho menor, ya que suele ser más común que haya niños a la espera de vivir con una familia con este perfil. La espera para quienes quieren adoptar a un menor extranjero es de entre 7,5 y 9 años.
Cada vez más familias biológicas mantienen el contacto con el niño
En Gipuzkoa la primera opción cuando un menor está en una situación de desprotección y no puede vivir con su familia biológica es la acogida. Y en los casos en los que se considere que necesita ser adoptado, siempre que se pueda se apuesta por una adopción abierta, manteniendo de alguna manera el contacto con sus familiares biológicos. No tiene por qué ser con su padre o su madre, puede ser con alguna abuela, tío o primo. Así, aunque el menor no pueda vivir con su familia no rompe totalmente el contacto con ella, pero como en las adopciones corrientes o cerradas, la tutela la ostenta la familia adoptiva y los apellidos de este, por ejemplo, también van a ser los de sus padres adoptivos. Pero va a poder conocer su historia.
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