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Un grupo de turistas en el paseo de La Concha. Gorka Estrada
Turismo en Gipuzkoa

«Estuvimos hace unos años y ya tocaba repetir»

Jueves Santo ·

Los turistas abarrotaron este jueves los principales puntos de interés de la geografía guipuzcoana en la primera jornada festiva de la Semana Santa

Aitor Ansa

San Sebastián

Jueves, 6 de abril 2023

Es Jueves Santo y la barandilla de La Concha parece el metro de Londres en plena hora punta. La única diferencia es que aquí ninguno ... lleva prisa. O, al menos, muy pocos. Todos quieren inmortalizar el icónico paisaje que hay detrás y da igual lo que haya que esperar para poder lograr el mejor ángulo posible. El mar está como un plato, el sol brilla en el cielo y la isla Santa Clara luce majestuosa en medio de la bahía. Tampoco falta el intrépido bañista en el agua ni los valientes que se han animado a pisar la arena y remojarse los pies en la orilla. La imagen es inmejorable.

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Blanca y Arnau han tenido suerte. Son unos de los afortunados que han podido alcanzar la primera fila de la barandilla más famosa. La mochila que portan ambos a la espalda les delata. También la cámara que lleva ella en la mano. Aprovechan el momento y se sacan un selfie. Son de Barcelona, llegaron el miércoles a San Sebastián y se marchan esta tarde. «Estuvimos hace años, cada uno con sus padres, y ya tocaba repetir ahora los dos juntos. Nos gusta mucho San Sebastián», relatan.

Esta pareja catalana está de ruta por Euskadi. El martes estuvieron en la reserva de la biosfera de Urdaibai, el miércoles por la mañana en Zarautz y Zumaia viendo el flysch y hoy partían ya para Vitoria. Pero los dos lo tienen claro. «Nos quedamos con Donostia. Es un sitio para repetir y seguramente volvamos de aquí a un tiempo. Además, se come de lujo», reconocen.

A unos metros aparece un tumulto de gente. Son alrededor de una quincena. Quizá veinte. Todos se dirigen al mismo punto. En medio, un guía comienza a hablar a través de un pequeño megáfono. Señala hacia los jardines de Alderdi Eder y al imponente edificio que hay enfrente, el ayuntamiento. Todos atienden atentamente y asienten con la cabeza. Alguno no duda en inmortalizar el momento. Los hay de dos tipos. Los más modernos con el teléfono móvil. Los tradicionales, con la cámara de fotos.

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Blanca y Arnau, de Barcelona

«Estuvimos hace años en Donostia cada uno con nuestros padres y ahora queríamos repetir los dos juntos»

El sol aprieta pero el aire es fresco y la cazadora no sobra. Rodrigo ha sido previsor y en su maleta no han faltado las gafas de sol y la gorra. Milagros, en cambio, opta por el modelo más rudimentario: palma de la mano en la frente a modo de visera para intentar otear el otro lado del paseo, adonde se dirigen. «Llegamos ayer y estaremos todo el día por aquí. Ahora vamos a subir a Igeldo para ver desde ahí arriba toda la bahía. Además, el tiempo acompaña, no nos podemos quejar», dice él.

Son madrileños y es la primera vez que visitan la capital guipuzcoana. Han venido en familia, con sus dos hijos, Mario y Rubén. «Nos está gustando mucho, es un sitio muy agradable. Yo creo que los niños se lo están pasando muy bien también», añade ella. Estarán por el territorio hasta mañana, pero antes visitarán otras localidades como Getaria o Zarautz. «Nos han dicho que son muy bonitas y que tenemos que ir», coinciden los dos.

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Reponer fuerzas

Se acerca la hora de la comida y el hambre comienza a apretar. Qué mejor plan que llevarse algo a la boca después de una mañana entera recorriendo la ciudad. Las terrazas y bares de la Parte Vieja comienzan a llenarse conforme pasan las horas. Javier y Ana están de pasada por Donostia mientras recorren parte de la costa cantábrica. Aunque los dos son madrileños, tienen casa en Laredo (Cantabria) y han recalado en San Sebastián después de visitar Biarritz.

Rubén y Milagros, de Madrid

«Nos está gustando mucho, es un sitio muy agradable. Además, el tiempo acompaña, no nos podemos quejar»

Ella es una habitual de la capital guipuzcoana. «Estuve también el año pasado», dice. Él apenas logra recordar la última vez que pisó suelo donostiarra. «Estuve hace muchos años, de pequeño, y hemos decidido volver para visitarla de nuevo porque es muy bonita», apostilla mientras apura una copa de vino blanco en uno de los bares cercanos a la basílica de Santa María del Coro, en la intersección de la calle Mayor con la 31 de Agosto. Los dos aprovechan el momento para reponer fuerzas. La vida del turista es muy 'dura' y la jornada de hoy va a ser larga. «La comida es lo que más me flipa de San Sebastián. Los pintxos, las gildas... Con eso me tienes ganado ya», sostiene Javier.

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