Exterior del ambulatorio de Amara Centro que cierra a las 17 horas desde el 26 de septiembre. FÉLIX MORQUECHO
Cita presencial en Osakidetza

Hasta 16 días de diferencia en municipios de Gipuzkoa para conseguir una consulta

La espera para una cita presencial varía entre centros. En Zumaia o Irun apenas se tarda, pero en Donostia, Eibar o Usurbil, la demora es mayor

Estrella Vallejo

San Sebastián

Miércoles, 19 de octubre 2022, 06:36

Motivo de la consulta: Enfermedad. Próxima cita: 3 de noviembre». Es el caso real de una paciente que necesita una cita con su médico de ... familia en el ambulatorio del Centro de Donostia, una gestión aparentemente sencilla pero que en determinados centros de salud de Gipuzkoa puede convertirse, quizás no en misión imposible, pero sí complicada.

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La web o aplicación móvil a través de la cual el Servicio vasco de Salud permite reservar las consultas presenta esta semana una lista de espera que en algunos centros de salud de Donostia llega a alcanzar los 16 días, ya sea de forma presencial o telefónica, según las búsquedas realizadas por este periódico en jornadas diferentes.

Dos semanas de espera no es la norma, pero tampoco la excepción. En ambulatorios de otros municipios del territorio el ratio es algo menor, aunque no es raro que el paciente precise de al menos una semana de espera hasta que pueda ser atendido. En el caso de la atención pediátrica, en cambio, las citas se asignan de forma más fluida y es prácticamente diaria. Y a los casos urgentes, eso sí, se les hace hueco en el día.

La espera para una cita no solo varía dependiendo del municipio, sino también en función de la causa –la app permite especificar el motivo de la cita, que el propio paciente elige, 'autochequeándose'– y del día que se haga la consulta, ya que la web solo proporciona las horas libres que tiene el médico de familia que cada paciente tiene asignado.

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La palma en Gipuzkoa se la llevan los centros asistenciales de Amara Berri, Gros y Centro, los tres situados en San Sebastián, por ser los que mayor lista de espera presentan de 10, 10 y 16 días, respectivamente. Eso sí, un mensaje en la cabecera de la página invita al usuario a llamar a su centro para que se le reasigne otra fecha. En dichas situaciones, tanto si se llama por teléfono como si el paciente acude personalmente al mostrador, lo que hace el personal administrativo es lo que denominan 'forzar una cita' con el doctor que se esté disponible.

En este sentido, Pilar Mendia, secretaria provincial del sindicato de enfermería Satse, denuncia que «se ha atribuido al personal administrativo la responsabilidad de hacer el triaje y decidir sobre la gravedad o no de cada caso, cuando no están cualificados para ello. Se están dando errores graves, pero la culpa no es de los administrativos, sino de los gestores que han adoptado esta decisión». Asimismo, Mendia reprocha que cuando un paciente acude al centro sanitario para pedir una cita, «no solo tiene que contar su proceso de enfermedad al administrativo, sino que además, tienes detrás a otro paciente haciendo cola y escuchando si te duele un ovario o tienes cistitis. ¿Dónde está la protección de datos?», denuncia.

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Menos personal

Como ya adelantó este periódico, la escasez de profesionales sanitarios está obligando al Departamento vasco de Salud a reorganizar sus centros, prolongando durante el invierno los recortes horarios que ya realizaron en verano. Es el caso, de al menos dos ambulatorios, el de Beraun en Errenteria y el de Amara centro de Donostia, que ya cierran a las 17.00 horas en lugar de las 20.00 horas, como ha sido hasta ahora habitual. Y la ecuación es simple: menos profesionales y menos horas de atención, da como resultado la saturación del sistema, esperas más prolongadas y por ende, un empeoramiento del servicio.

Coincidente o no, los centros que peores tasas asistenciales ofrecen son los que mayor población abarcan y que cuentan, además, con una edad media más elevada. Así se observa en el caso de Amara Berri, en Donostia, que atiende a más de 30.000 vecinos con una edad media de 46 años; en el de Gros, al que acuden 22.164 ciudadanos, con 49 años de media, al igual que en el del Centro, que presta servicio a 22.050 residentes. Concretamente, en el caso de este ambulatorio de la calle Prim, el horario de consulta está especialmente espaciado y hay pacientes que solo pueden reservar cita algunos jueves. De hecho, en su caso el calendario solo está disponible el 3 y 24 de noviembre y el 3 de diciembre. «Depende de los días libres o de formación que tenga el personal médico y de enfermería. El problema es que no sustituyen esos huecos», critica Mendia.

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En la otra cara de la moneda está el ambulatorio de Aiete, cuya andadura se inició hace un año, y permite a sus vecinos ser atendidos tanto por teléfono como de forma presencial al día siguiente. Coincide, nuevamente, que la edad media de la población que abarca es la más reducida de la ciudad, y se sitúa en los 43 años.

No obstante, hay otras casuísticas que obedecen a factores no identificados, como es el caso de Egia, con una de las poblaciones de mayor edad –47 años de media–, pero con una agilidad asistencial que permite a los vecinos ser atendidos en un par de días . O Altza, que pese a dar servicio a 20.136 vecinos, sí garantiza la atención al paciente en 48 horas.

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La realidad asistencial de la atención primaria en el resto del territorio, por su parte, también varía en función de la localidad. En Hernani, por ejemplo, la aplicación ni siquiera da la opción de coger una cita, y pide al paciente que llame directamente por teléfono. En Usurbil o Lasarte-Oria la espera media es de 6 días, mientras que en Irun o Zumaia es más factible conseguir un hueco en dos días a lo sumo.

En el caso del ambulatorio de Beraun, en Errenteria, uno de los que ha recortado en tres horas el horario de atención, se sitúa en medio de la tabla, con un periodo de cuatro días para ser atendido. Xabi Sanz, jefe de la unidad de ambulatorio de Bidebieta y Pasai San Pedro, remarca que en estos dos centros el cupo no suele superar los dos días, pero que «sí estamos notando una mayor carga de trabajo». «Hace años empezabas el día con huequitos que se iban rellenando con imprevistos. Ahora empezamos la jornada con todo lleno y lo que surge del día va sobre añadido», relata.

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