Marian Ispizua, nueva presidenta de la Asociación Vasca de Sociología y Ciencia Política, en una calle de Bilbao. JORDI ALEMANY

Marian Ispizua

Presidenta de la Asociación Vasca de Sociología
«El deporte es competitivo y los niños deben aprender a ganar y a perder»

La nueva presidenta de los sociólogos vascos considera clave que programas como el Multikirola se basen en la «flexibilidad»

Sábado, 30 de agosto 2025, 02:00

Desde el conflicto con el deporte escolar en Gipuzkoa o la violencia en las gradas hasta la dependencia al teléfono móvil y la crisis de ... vivienda. Marian Ispizua, nueva presidenta de la Asociación Vasca de Sociología y Ciencia Política (AVSP), presenta un perfil completo como socióloga que le permite hablar con autoridad y rigor sobre un amplio espectro de temas de actualidad.

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– Es experta en sociología del ocio y deporte. ¿Qué aporta el deporte a la sociedad en general, y a los jóvenes en particular?

– El deporte aporta grandes cosas a la sociedad desde diferentes ámbitos: desde la salud, al apartado educativo o al económico, además de ocupar el tiempo libre, crear relaciones sociales y lazos de amistad e incluso identitarios, facilitando la integración social. A los jóvenes, sobre todo, les aporta valores que les ayudarán en sus relaciones sociales y laborales, entre otras. Hábitos que a la larga redundarán en su estado físico, ya que las personas que han hecho deporte en su niñez tienen más probabilidades de continuar haciendo deporte o actividad física de forma regular, con todos los beneficios que supone, no sólo físicos.

«El programa Multikirola es muy interesante en sus principios, pero es difícil contentar a todo el mundo»

– El próximo curso los niños guipuzcoanos no tendrán que realizar obligatoriamente el programa de deporte escolar de la Diputación. ¿Cómo valora el fallo del TSJPV y el hecho de que el Multikirola ya no sea obligatorio en Gipuzkoa?

– He seguido este proceso con interés. El modelo Multikirola que obligaba a los menores de 13 años a participar en el programa multideporte de la Diputación para poder inscribirse en un club deportivo es muy interesante en sus principios, pero es difícil contentar a todo el mundo. La idea de que los niños conozcan durante cuatro años diferentes deportes es muy buena a nivel educativo, y también para facilitar el conocimiento y elección del deporte a practicar a partir de los 13 años, pero el no permitir a aquellos que no se apunten al programa practicar un deporte concreto en un club deportivo tiene muchos detractores.

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– ¿Entiende la postura de la Diputación de Gipuzkoa?

– Los riesgos de una especialización temprana alegada por la Diputación son innegables, pero por otra parte también es verdad que la obligatoriedad atenta contra la libre elección e, incluso, como dice la sentencia del TSJPV, puede potenciar (aunque sea relativamente) la pérdida de talento por la dispersión provocada por la polideportividad.

– Entonces, ¿qué alternativa le convence más?

– Creo fervientemente que hay que animar a participar en programas polideportivos escolares, ya que a nivel educativo y relacional les aporta mucho, aunque también hay que tener en cuenta que a algunos niños la obligatoriedad de practicar algún deporte que puede no gustarles no les ayuda precisamente a practicar deporte, por lo que pienso que la flexibilidad es importante.

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«Los padres que profieren insultos a árbitros en etapas de iniciación son el mayor peligro y a los que hay que 'educar'»

– Gipuzkoa ha tenido un modelo distinto para evitar una especialización temprana en la iniciación del deporte. ¿Es preferible que en edades tempranas el deporte no sea competitivo?

– El deporte, no así la actividad física, en su propia definición es competitivo, incluso deportes individuales como pueden ser la escalada o el surf son una competición contra uno mismo, o contra la naturaleza. Otra cosa es la importancia que se le dé a ganar o perder. Creo que, en etapas tempranas, el valor que se le da a ganar o perder debe ser relativo, pero es importante que los niños aprendan a perder y también a ganar, a celebrar los éxitos y a gestionar los fracasos.

– Últimamente se están viendo casos de violencia en el deporte no profesional, incluso escolar. ¿Hasta qué punto le preocupa?

– Me preocupa mucho, y sobre todo en la etapa escolar y en la adolescencia. Pero en realidad la violencia en el deporte está más alrededor de éste que en la propia práctica, y las mayores tasas se dan en deportes como el fútbol. Los aficionados o los padres (más que las madres, aunque también las hay) que 'corren la banda', que profieren insultos a los árbitros o deportistas del otro equipo son el mayor peligro y a los que hay que 'educar' para evitar esas conductas.

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– ¿Habría que endurecer las sanciones por estas conductas?

– Si un deportista tiene comportamientos violentos son sancionables, ya que el deporte cuenta con unas reglas y los árbitros pueden y deben aplicarlas. El problema es que para las personas aficionadas no existen reglas, controles o límites claros. No está claro, por ejemplo, qué insulto es punible y cuál no, ni quién es la persona o institución que debe sancionarlo.

– ¿Cuál podría ser la solución?

– No es fácil, pero la aplicación de la Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia (LOPIVI), así como los diferentes programas que están llevando a cabo las Diputaciones de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa con la aplicación de protocolos para erradicar la violencia en el deporte base son muy interesantes y de hecho están siendo copiados en otros lugares. Se lleva trabajando mucho tiempo y se tiene la experiencia de programas como el de la 'tarjeta negra'. Todo lo que se haga es poco y creo que, aunque es difícil, la tolerancia a la violencia alrededor del deporte escolar debe ser cero.

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«Deberíamos plantearnos tiempos libres de teléfono móvil, admiro personalmente a la gente que lo hace»

– Cada vez más adolescentes buscan un cuerpo musculado siguiendo pautas de redes sociales e influencers fitness. ¿Puede el deporte llegar a ser un riesgo?

– En este sentido, el riesgo es la dependencia de las redes sociales, no el deporte en sí. La educación desde la infancia en el uso y no abuso de las redes sociales es un reto al que se enfrenta la sociedad en su conjunto. Y es un reto complejo en el que debemos implicarnos todos: centros escolares, familias, medios de comunicación, instituciones, clubes deportivos... Es difícil porque su uso es inevitable y la importancia que cobran es cada vez mayor en todos los grupos sociales. Los padres, e incluso los abuelos, no ayudamos mucho con el ejemplo.

– Empiezan a surgir con fuerza movimientos de padres para aliarse en el retraso de entrega de los móviles a sus hijos. ¿Vamos demasiado tarde?

– Nunca es tarde, pero vivimos en una sociedad 'móvil-dependiente', y la extensión en el uso de estos dispositivos y sus utilidades supera la capacidad de adaptación y puesta en marcha de soluciones rápidas. Creo que estos movimientos son importantes en la medida en que la unidad de los padres hace que los niños no se sientan extraños entre sus iguales. Si nadie tiene móvil están en igualdad de condiciones, con lo que se evitarán las comparaciones que tan peligrosas pueden ser.

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– ¿Qué ejemplo estamos dando los adultos?

– La verdad es que en general no damos un muy buen ejemplo. Creo que somos los primeros (y me incluyo) que deberíamos plantearnos el ejemplo que estamos dando, y recuperar un poco la independencia de la conectividad, pero no es fácil, ya que todo lo hacemos con el móvil: comunicarnos, informarnos, entretenernos, trabajar, leer un libro o hasta hacer la compra. Deberíamos plantearnos tiempos libres de móvil. Personalmente, admiro a la gente que lo hace.

– La sociología urbana es también otra de sus líneas de interés. Con una población vasca cada vez más diversa, ¿hasta qué punto cambiará la sociología urbana?

– Efectivamente, la sociedad en general y la vasca en particular cada vez es más diversa y el urbanismo deberá adaptarse a ello, igual que deberá adaptarse a otros cambios como el aumento de la edad media, la mayor tasa de personas mayores y el menor número de niños. Las calles tendrán que adaptarse, así como los servicios o los equipamientos urbanos. Harán falta menos escuelas y más residencias para personas mayores, más hospitales, más adaptación de la ciudad a la práctica de actividad física de cualquier persona...

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– ¿Estamos preparados para el cambio?

– Se necesita tener un conocimiento pleno y una monitorización eficaz de los cambios, de manera que las administraciones puedan adelantarse o al menos adaptarse rápidamente a los cambios que van teniendo lugar, y ese es uno de los principales retos de los profesionales de la sociología y la ciencia política. En eso, desde diferentes ámbitos de actuación, somos expertos.

«Que la vivienda suponga más de la mitad de nuestros ingresos es un gran problema social»

El 21% de los vascos lo considera el principal problema a nivel personal, y el 51% lo sitúa como el mayor obstáculo. La vivienda está generando una infinidad de quebraderos de cabeza a la sociedad vasca, sobre todo a los jóvenes, que ven más lejos que nunca el momento de emanciparse. Marian Ispizua advierte sobre este «gran problema social».

– Como experta en sociología urbana, ¿cómo valora la situación de la vivienda en Euskadi?

– La crisis de la vivienda es un hecho no sólo en Euskadi, aunque aquí es mayor que en el conjunto del Estado. Según el último Sociómetro del Gabinete de Prospección sociológica del Gobierno Vasco, la vivienda es señalada como el principal problema de Euskadi para el 51% de los vascos, y el 21% lo señala como el principal problema a nivel personal. Este nivel no se había alcanzado desde 2007, y ha aumentado de una manera impresionante desde 2021, en el que solo el 10% de la población lo señalaba como el principal problema social.

– ¿Cómo está afectando a los vascos?

– A pesar de las medidas pioneras que ha seguido Euskadi en las últimas décadas, no han resultado suficientes. La escasa oferta de vivienda (se construye la mitad que hace 20 años), los elevados costes y los plazos administrativos hacen que los precios se disparen y el acceso sea difícil, y los más afectados son las personas vulnerables. Los jóvenes ven muy difícil poder emanciparse. Actualmente, afrontar los costes de una vivienda puede fácilmente suponer más de la mitad de los ingresos de una persona, y esto es un gran problema social.

– ¿Cómo ve la situación de cara al futuro?

– Esperemos que la ley de mejoras urgentes en materia de vivienda, suelo y urbanismo del Departamento de Vivienda y Agenda Urbana del Gobierno Vasco flexibilice normativas, agilice plazos y potencie la vivienda protegida, así como facilite el alquiler.

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