Rosa Sancho: «Corremos un gran riesgo, no podemos permitirnos el lujo de no vacunarnos»

- El año pasado metíamos prisa a los laboratorios para que hicieran vacunas y ahora no nos fiamos porque las han producido demasiado pronto.

- Hay una cosa que la gente tiene que tener clara, y es que estas vacunas se han acelerado porque la fase previa de investigación ya estaba hecha. Cuando surgió el Covid-19 toda esa parte ya estaba, por lo tanto se pudo empezar con el prototipo de vacuna para probarlo en animales y de ahí se pasó a humanos. Las fases han sido exactamente las mismas que en todas las investigaciones clínicas; es verdad que las fases dos y tres se han reducido un poco en el tiempo, pero esto se ha compensado estudiando muchísimos miles más de individuos de lo que es habitual. A este nivel no hay por qué pensar en que vaya a haber algún problema de seguridad.

- Pues con lo de AstraZeneca y Janssen no lo parece.

- Con todos los fármacos pasa siempre que cuando se hacen ensayos clínicos en miles de individuos hay sucesos extremadamente raros que no aparecen, pero cuando se empiezan a utilizar en millones y millones de personas puede surgir algún caso no esperado, como puede haber ocurrido ahora, aunque no está probada la causalidad. Es un suceso sumamente raro, hay que pensar que se ha vacunado a 30 millones de personas y con AstraZeneca ha habido 222 casos y no se sabe exactamente cómo ha ocurrido.

- ¿Usted está vacunando?

- No he vacunado en masa, solo como apoyo a algunos grupos.

- ¿La gente va con miedo a vacunarse?

- Yo he vacunado con AstraZeneca y sí que había personas que tenían dudas. Lo que he hecho ha sido explicarles todo el proce

dimiento de cómo se han obtenido las vacunas, que son seguras y que, por lo tanto, no hay ningún problema. Cuando explicas eso, la mayoría de la gente no tiene ningún problema en vacunarse.

- Hay personas que van a vacunarse con AstraZeneca sin miedo pero no demasiado convencidas. Son los que dicen 'que sea lo que Dios quiera'.

- Eso es lo que hay que evitar. No hay una vacuna buena y otra mala, todas son buenas y de efectos inmediatos. Con cualquier fármaco de los que tomamos habitualmente, como la aspirina o Nolotil, pueden suceder situaciones graves en algún caso y sin embargo nadie se preocupa ni deja de tomarlo. Cuando es algo tan extremadamente raro, lo que tiene que pensar la población es que el riesgo que tienen de tener Covid es muchísimo más elevado que lo que pudiera ocurrir con la vacuna.

- El peligro que se corre al viajar en coche es muchísimo mayor.

- Lo es cualquiera de nuestras actividades de la vida diaria. Los que fuman tienen mucho más riesgo de trombosis que la persona que se pone una vacuna de AstraZeneca o de Janssen. Y también lo tiene el que lleva una vida poco saludable, comiendo grasas y con sedentarismo.

- ¿El miedo se está contagiando?

- Cuando estamos hablando todo el rato de lo mismo, al final se hace de un pequeñísimo problema uno muy grande. Si estuviéramos hablando todo el día y en todo momento de los efectos adversos de cualquiera de esos fármacos que tomamos habitualmente, no se los tomaría nadie. Yo lo que quiero decir a la población es que tenga tranquilidad, que la situación que tenemos con el Covid es tan grave que no nos podemos permitir el lujo de no vacunarnos porque corremos un riesgo terrible. La vacuna es la única herramienta que tenemos.

- ¿Los gobernantes tienen responsabilidad en este miedo?

- Claro que la tienen. Ellos son los que nos deben de proporcionar la seguridad y, sobre todo, tener una opinión homogénea.

- No parece este el caso.

- Estamos hablando de Europa, donde tenemos la Agencia Europea del Medicamento, un organismo que vigila toda la medicación, y nos está diciendo que tenemos que vacunarnos porque las vacunas son seguras. Lo que no es de recibo es que cada país vaya tomando decisiones diferentes sin que haya una evidencia científica clara para hacerlo. Ahí sí que tienen una gran responsabilidad.

- ¿Las enfermeras están cansadas después de tanto tiempo en primera línea?

- La verdad es que la situación es de muchísima saturación. Es mucho tiempo trabajando a un ritmo frenético y sobre todo de ver que esto sigue para arriba, que el comportamiento de la sociedad sigue siendo en muchos casos inadecuado en el sentido de que sabemos que esta enfermedad es sociable y que cuanto más nos socializamos más aumenta el riesgo y más aumenta la presión sanitaria. Es duro ver que seguimos avanzando hacia arriba, que no conseguimos aminorar esta carga de trabajo, este cansancio. Yo no sé cómo va a seguir esto, pero si no logramos revertir la situación va a ser difícil seguir. Por eso insisto en que la única opción que tenemos es vacunarnos.

- Tiene que ser desesperante para una enfermera salir del trabajo y ver las calles llenas de gente sin guardar las distancias.

- Es desmoralizador porque sabemos lo que va a venir después de eso, que es más enfermedad.

- Mientras hablaba me ha venido la imagen de un niño en la playa que intenta vaciar el mar con un cubo.

- Es un poco esa sensación. Con todo lo que estamos haciendo, con todo lo que estamos trabajando, vemos que el agua no baja, que seguimos igual. Eso es lo que más desespera.